tag:blogger.com,1999:blog-43787549128659930932024-03-14T10:48:47.522+01:00trampas y cartónPatricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.comBlogger492125tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-76476592407591206632023-02-11T10:16:00.001+01:002023-02-11T10:16:17.476+01:00Leonor Tormentilla<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghHHYVnNWNZz2WMuSFtfO13JFIZy-Kg-xirLIz8aznQqaFUbT8Am_hMjkmJNdFaSX3D_EnRVgqmiRfHFgtmWOT2jTO2LleSJsav4aOCVNcxl2Jb54wT9qMLPHfuBMJUrgdWsTrE7JWxMu6/s1600/1676106973126890-0.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
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</div><div><br></div><div>Leo duerme en mis brazos mientras el viento azota fuera, como el lobo del cuento. Pero nuestra casa es de ladrillo. </div><div><br></div><div>Después de siete semanas, todavía la miro con un profundo extrañamiento. "Es mi hija", me digo, anonadada, sintiendo cómo me arrasan el miedo y la ternura. </div><div><br></div><div>Aunque lo imaginaba, jamás llegué a vislumbrar el grado de vulnerabilidad que se alcanza en la cuarentena, en la maternidad. De pronto me siento la leona en la cueva, protegiendo a su cachorro de cualquier peligro imaginario. Primero fue mi tensión, después sus mocos, sus gases, las bocanadas, que se pusiera amarilla, mi tensión de nuevo, su sueño, el nuestro, el frío, la lluvia... El mundo, que se viste de amenazas ahí fuera. Aquí dentro. </div><div><br></div><div>Pero, poco a poco, pasan los días, se atempera el llanto y sus manos minúsculas se aferran a mí. Leo sonríe desde la teta, sonríe cuando la cambias, lo hace al despertar, el quedarse dormida... Nuestra hija nos mira y nos dice "Estoy bien, somos un gran equipo".</div><div><br></div><div>Tampoco pensé que el amor pudiese dar tanto miedo. Siempre digo que cuando conocí a Nacho, comencé a temer a la muerte porque no quería renunciar a tanta felicidas. Ahora mi amor por él se ha multiplicado hasta límites que no sospechaba, que ni siquiera sabía que existían. Y, en ese amor, reside Leo. Leonor es el signo que lo ordena y transciende todo. Besos sus manos, su frente, sus carrillos... La beso entera aunque aún no entienda. Y le digo "Te quiero, hija de Dios". Muchas veces. Para que se le grabe en los cimientos. Cada beso es una semilla. </div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-52765245507241851692022-11-27T16:53:00.001+01:002022-11-27T16:53:27.323+01:00El nido<div><br></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYG-p0obvIXQJJ-Jfx2j7TrmNyCs8kZzKxRLsQBgNlBBfzd_aid7I1E9KABC__rhex0rEC9Y-dEVeLVjdQv5OhKsPDP4_WB_ZcbDOqLqY6j81OxciSCXuyD8F_dqLBUNbvSBE1THbRoEtO/s1600/1669564405111578-0.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
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</div><br></div><div>"¡Qué día tan aprovechado!", dice Nacho mientras suspira al sentarse. La luz escapa ya de la casa, cálida y naranja, trazando una línea en el suelo del salón, alcanzando por poco una de las bolas rojas del árbol de Navidad.</div><div><br></div><div>Como pajarillos que preparan su nido, no queríamos olvidarnos de nada. Así que hoy hemos instalado la silla del coche, entre risas y esfuerzos titánicos; hemos cambiado las fundas de los sofás y puesto lavadoras; hemos sacado las cajas con los adornos de Navidad y llenado la casa de toques rojos.</div><div><br></div><div>Nuestro Belén este año cuenta con un ángel venido del Tirol y una nueva estrella. Nuestro árbol con una bola comprada especialmente para Leo. Hemos apuntado en nuestro diario de adornos las nuevas adquisiciones junto con aquellas bolas que compramos en nuestra luna de miel o en Madrid o en Jaén o en el puesto de aquel mercadillo que casi hemos olvidado. </div><div><br></div><div>Ahora los pajarillos gordos me miran desde el mueble, puestos en fila como un coro de fieltro, y siento a Leo danzar y moverse dentro de mí como si supiese que por fin he parado, que por fin puede repartir sus volteretas. </div><div><br></div><div>El trabajo está hecho. El nido está dispuesto, sólo quedan las recetas que vendrán y la espera pacífica y dulce de un Adviento más Adviento que nunca. </div><div><br></div><div>Estoy cansada, con ese cansancio del cuerpo que no llega al alma, con ese cansacio que sacia porque es bueno, porque significa "He vivido". Y miro la luz, y miro la casa, y miro a Nacho sentado en el despacho, y sonrío. </div><div><br></div><div>Hay una felicidad muy tonta en todo esto, una paz mejor que la alegría. Es la tarde del domingo.</div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-49409208210188270142022-10-11T20:36:00.001+02:002022-10-11T20:36:23.299+02:00escribir algo<div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh67dCWClglXC9-rvb3kXKiVbNM7gpp0Oapzo1uLvPAv5w8IwJGMGRDkBSviLyRotx8bI0FIFG_CqqppOGSEUWfaJYzLCbd_M49SToCZ5q7dbjwxaWMDRzKKj9ab-dsqKNsb_Eao5heLBxk/s1600/1665513381121899-0.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
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</div><br></div>Quiero contaros algo y no sé el qué. Que ha llovido cinco minutos esta tarde, quizá, o que en el mar había una barca blanca antes de que saliese la luna. A veces necesito hablar de todo lo insignificante, siento que una nada blanca tira de las palabras, que se desbordan porque no hay más que hacer, porque queda todo por decir. Quise comprar flores, pero no quise abandonar el capítulo en el que estaba inmersa. Así que recogí la ropa de la cuerda y consulté libros llenos de ilustraciones y nombres de plantas. Casi no entraba la luz en la casa, pero la vela estaba encendida sobre la mesa. Y el mundo seguía girando más allá de mí -lo que es extraño, porque yo tenía otro mundo dentro, uno que no existe, del que soy dios cuando creo-. Ahora mi divinidad se multiplica en Leo y entiendo los apuntes sobre transcendencia sin tener en la mirada la luz del poeta. Nacho posa sus manos en mi vientre como si fuese una bola mágica de adivinación. Pero mis visiones son limitadas, ahora solo puedo pensar en ciruelas.Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-80575350883724735432022-10-05T12:43:00.001+02:002022-10-05T12:43:30.175+02:00La niebla<div><br></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3Hq-xLBm0sWz_L1KjzbPFe-C2fEAGbh2UpAs6ugdItAaItVmZ_6e1s0U0603PIylBySFFteNJTcuUSlmCIRobrxweHeX4JQmMVMsq37BuV8gKdNTSE4d1AsbPKRcdu9DXmLXk2lrvkaO6/s1600/1664966606991121-0.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
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</div><br></div><div>La niebla enfría con su humedad las habitaciones. Estoy cansada, parada en esa quietud extraña que ni contempla ni genera. La casa está limpia, la sombra se come las flores sobre la mesa, de la calle llegan . que se mezclan con la música folk. Mi amiga me escribe y Nacho teclea en el despacho. Mi cabeza salta de las últimas polémicas literarias a las educativas. Y después se aburre y recuerda un viejo poema: "Leemos los mismos libros...". La luz naranja incide sobre el reloj, pronto prepararemos la cena y hay uvas y lomo a la sal y tostadas como en un libro de Los cinco. Es martes. Hubo un tiempo en que odiaba estos días solo por su nombre, como también odié marzo. Ya no, ahora soy distinta, prefiero no odiar si puedo evitarlo. La ternura me tranquiliza, abrazo su vulnerabilidad.</div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-36727286997062333772022-10-02T13:01:00.001+02:002022-10-02T13:01:58.194+02:00Colocar justificativos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div><br><div>Con el pelo mojado y la brisa corriendo por la casa pienso en todos los libros que hemos guardado, movido y recolocado hoy. Me produce una tremenda sensación de extrañamiento pensar que los he escrito yo. Los siento lejanos, una otredad, como si formasen parte de otra vida. Y en realidad, lo hacen. Son miguitas en mi camino, fragmentos, fotografías de la mujer que fui, de la narradora que fui. A algunos me da vértigo asomarme, a muchos me da vergüenza, como si fuesen viejos diarios -¿me gustaría la mujer que encontraría allí?-. Porque a la vez son espejos. Espejos que se guardan también en otras casa, en estanterías de otras casas que tienen un fragmento de mí, una visión de mí quizá lejana a esta que soy, incluso a la que era. Hay un diario de mi vida en novelas y poemas, aunque no hablen de mí. Y miro las cubiertas con genuina sorpresa: son, soy, era. ¿Quién seré en unos años? ¿En qué rincón cogerá polvo este papel, qué hogueras alimentará en qué guerra? <div><br></div><div>La lavadora gira y gira. Suenan las campanas de la iglesia. El tiempo es más que un reloj o un calendario. Vivimos, qué extraño.</div></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-61759524940891914012021-09-14T17:45:00.001+02:002021-09-14T17:45:34.866+02:00carta a bea (19 julio)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>Bea, anochece. Me gustaría estar aquí sentada contigo escuchando al mar romper en las rocas que no veo bajo la casa. Nos quedaríamos las dos calladas, viendo las luces naranjas encenderse poco a poco en la bahía. Está nublado y aún hay claridad.<br><div><br></div><div>Los pájaros se despiden con sus cantos y la humedad blanca trepa. El océano se ha convertido en un espejo pardo. Huelo este frío que dicen que es verano. Te escribiría todo esto en un carta, pero los tíos de Nacho nos van a llamar a cenar de inmediato y no me resisto a compartir contigo la magia de este instante silencioso. De este instante en que mi mente está callada y solo piensa en ti y en las olas.<br></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-17037244202722326302021-09-14T17:42:00.001+02:002021-09-14T17:42:11.431+02:00hablo de más (23 julio)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>A veces hablo más de lo que debería, me desnudo en las manos de quien me las tiende y abro mi corazón como un parque público. Y ahí está luego la gente , acariciando mis palomas, bebiendo de mi fuente, haciendo pintadas en los muros de mi alma. Arrancando las flores. <div><br></div><div><div>Entonces me muero de miedo. ¿Qué más harán? ¿Talarán los árboles? ¿Construirán un centro comercial en medio de mi lago? </div><div>Una amiga me dice que tengo que respetarme más y eso creo que significa poner un guardia a las puertas de mi alma que pida currículums a los que timbran.</div></div><div><br></div><div><div>Yo aún no sé pedir currículums, ni poner guardias... A veces expulso a alguien y pongo carteles de SE BUSCA en mi corazón, pero ocurre poco. </div><div><br></div><div>Qué extraña me parezco a veces, todavía, qué fuerte y qué vulnerable a la vez.</div></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-89191322617565266232021-09-14T17:39:00.001+02:002021-09-14T17:39:58.335+02:00porto (26 julio)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>La primera vez que vinimos a Porto éramos dos flaquitos convencidos de que vivían un amor de verano. Recuerdo las fotografías, la ilusión nueva de cada descubrimiento -porque nos estábamos descubriendo también el uno al otro-, los picnics en los parques y una croqueta engañinfla. <div><br></div><div>Alargamos nuestra estancia un día porque no nos queríamos despedir y pasamos la mañana en una ciudad vacía y deprimente mientras escribíamos y dibujábamos en nuestros cuadernos. Porto, con sus edificios abandonados, me pareció la ciudad más bonita que había visto.<br></div><div><br></div><div>Hoy hemos paseado de nuevo por sus calles, de nuevo de la mano. No somos ya esos flaquitos de antaño y nuestras barrigas de felicidad han recibido su merecido en restaurantes estupendos tras las caminatas. Tampoco ha habido mágicos descubrimientos -más allá de las limonadas y las galerías de arte que siempre cambian-, ni croquetas del horror, ni picnics. Sí hemos dibujado en silencio, hemos comentado detalles arquitectónicos y hemos aprendido a unir paseando diferentes puntos de la ciudad que antes nos parecían lejanos. <br></div><div><br></div><div>Nuestro amor no es ya una sorpresa, no hace tartamudear ni tiene confusas preguntas en la tripa. Nuestro amor sigue andando de la mano y se materializa en una mirada brillante al descubrir el detalle en azulejos de una fachada sin rehabilitar, en una risa al ver a un pavo saltar, en el silencio cómplice lleno de respuestas. <br></div><div><br></div><div>No somos aquellos. Somos esta evolución concisa, la elección constante y diaria que hacemos el uno por el otro, todavía.</div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-77034273169533978332021-09-14T17:37:00.001+02:002021-09-14T17:37:33.760+02:00limpieza (29 julio)<i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</a>
</div>Totoro</i> comienza con una escena de limpieza. Las hay también en otras películas de Miyazaki. Se conquistan los espacios con una escoba y cubos de agua. Se expulsan a las bolitas negras, se hace todo nuevo. Se resignifica el espacio. Pasa de ser de otro a ser nuestro.<div><br></div><div>Con las casas familiares que se abren solo en verano ocurre lo mismo. El paso de los meses ha dejado las memorias llenas de polvo, las arañas han campado a sus anchas entre los recuerdos. Las plantas han crecido, libres, en el jardín. <br></div><div><br></div><div>Limpiamos. Estrujando paños sobre cubos azules, levantando el polvo como en las películas. El suelo de madera brilla bajo el agua jabonosa como si acabasen de ponerlo y, desde las fotografías en blanco y negro, los antepasados saludan regresando de la niebla.<br></div><div><br></div><div>Sábanas limpias en las camas antes cubiertas, ropa tendida al sol, humedad cálida. Olor a tierra mojada tras arrasar con la manguera... Poco a poco los aromas de la comida recién hecha lo susurran: "Casa".<br></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-83448980117587566982021-09-14T17:35:00.001+02:002021-09-14T17:35:06.253+02:00candeleda (31 de julio)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>Una de las cosas que adoro de viajar es visitar los mercados. Normalmente lo hago con la tristeza consciente de que no tengo una cocina en la que probar todas las ideas que van surgiendo mientras recorri los puestos, pero en Canedeleda tengo mi oportunidad. <div><br></div><div>En la casa familiar de los Méndez, Nacho y yo hemos conquistado la cocina. Nos levantamos temprano y salimos con nuestro carro a derretirnos ante los tomates inmensos, los melocotones de gigantes... Por las noches, con las luces apagadas, hablamos del menú. "Podríamos hacer empanada para cenar, pero sin cebolla que no le gusta a tu tía", "Los niños tendrán que apartar las aceitunas, pero los demás merecemos probarlas", "¿Somos nueve o somos diez?". No importa, al final llegamos a ser veinte y asistimos a la multiplicación de los panes y los peces. </div><div><br></div><div>Entonces adoro pelar el ejército de huevos duros, picar las judías verdes sentada a la mesa de los azulejos debajo de la parra mientras charlamos de todo y de nada. </div><div><br></div><div>Mi suegra me mira alarmada. Por teléfono mi madre le dice: "Patricia necesita tener las manos ocupadas". Y Nacho sonríe haciendo filetes finos del lomo a la sal. </div><div><br></div><div>Al final creo que lo que más adoro de Candeleda es cocinar.</div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-28227596783444451172021-09-14T17:32:00.001+02:002021-09-14T17:32:26.081+02:00ritmos (3 agosto)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>A veces la vida no se entiende. Ni sus ritmos, ni sus tiempos, ni sus piedras. Y un nudo de preguntas sin respuesta se hace en el pecho. Y el cansancio es tan agotador como una tumba. Y la incertidumbre arde con un fuego helado interrumpiendo el camino de la sangre. Queremos sentarnos con el narrador y preguntarle, conseguir una brizna de esperanza al escuchar el argumento completo de nuestra historia. Qué paz imagino que sienten los que creen en el destino y comulgan con él. Pero yo quiero tirar piedras a la ventana de la vida, pegar tiros a los pájaros negros de tu pena, besar tus párpados para desbrozar los sueños de hoy, para sembrar los de mañana, dormir de tu mano como cuando éramos niños y teníamos invitados. Quiero librarte de todas las interrogaciones y que descanses un ratito en paz.Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-36677745424777624282021-09-14T17:28:00.001+02:002021-09-14T17:28:26.783+02:00lentitud (16 de agosto)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>Mis días están siendo lentos. La lentitud es un ejercicio para mi alma apresurada -siempre pensando en lo siguiente, siempre pensando en hacer-. La contemplación es mi única tarea pendiente: aprender a mirar la luz y recitar sus cadencias. Encarar las sombras de mi conciencia y recitar: "La vida no es una balanza, demonios terroríficos, no pasará nada malo solo para compensar lo bueno". Para después volver al silencio. A la oración sin palabras del minuto que pasa, sucede y ya fue, que ya soy, de tu mano.<br>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-21126323912074541782021-09-14T17:24:00.001+02:002021-09-14T17:24:57.179+02:00sagrado corazón (22 agosto)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>En casa de mis abuelos había un Sagrado Corazón presidiendo el salón en su trono. Era enorme y nos miraba en las siestas de verano mientras veíamos la televisión en la penumbra. A mí me daba pena que no pudiese ver la tele porque nosotros éramos muy aburridos. <div><br></div><div>Cuando vaciamos la casa de mis abuelos no pudimos llevárnoslo porque era muy grande para nuestro pequeño apartamento. Nos dio pena, más allá de su significado religioso, tenía un significado familiar. Había sido testigo de nuestras vidas, cómplice nuestros secretos. <br></div><div><br></div><div>Ahora es la casa de la abuela de Nacho la que se vacía. Y recuerdo mi poema "Nos definirán las cosas", el que habla de lo que pensarán de nosotros los que solo nos conocieron a medias y se topen de pronto con nuestras herencias, con las cosas que consideramos tesoros.<br></div><div><br></div><div>En el desván entre vajillas y cristalerías, cuadros y adornos de salón estaba el Sagrado Corazón que había visto crecer a la madre de Nacho, a sus tíos. En cuanto lo vi, supe que lo quería. Que quería que entrase a formar parte de nuestra historia como un testigo de madera.<br></div><div><br></div><div>No es grande. Tampoco pequeño. Tiene el tamaño justo para aguardar de pie junto a la máquina de escribir que me regalaron mis padres y que había pertenecido a un escritor inglés. O junto a la trompeta vieja que un cumpleaños me regalaron mis amigos. O quizá junto al cuadro de Bea que dice "Me against me". <br></div><div><br></div><div>Esta mañana lo hemos recogido de la buhardilla junto con dos cafeteras de peltre y tres tesorillos metálicos que Nacho codiciaba. Lo he estado limpiando en el patio. Lentamente, sin prisa, fijándome en todos sus detalles. Conociéndolo.</div><div><br></div><div>Quizá un día, cuando nuestros sucesores vacíen nuestra casa de trastos, se pregunten por qué teníamos un Sagrado Corazón de Jesús siendo yo iconoclasta. Y, quizá, alguno entienda que mi amor a Dios está en todas las cosas y también, extrañamente, en esta talla vieja y heredada.<br></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-35108659914148802102021-09-14T17:18:00.001+02:002021-09-14T17:18:33.138+02:00en obras (4 de septiembre)<div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUvrLUWU89tv_I_-QCroUpX_w1pB8QzV88a8BIKusM0QNbET3yEwde-CzLakhxSf_eFv9ieRBa3F7RzGLVyLhbhnI3IbzzFuZMEEzhhmthQt8AdmuZnlf4lQNPiGXMDl94zVcApNGsg2fb/s1600/1631632709705100-0.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
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</div>Despierto en casa, con la bendita luz de septiembre irrumpiendo en la terraza ahora blanca, intentando llegar a la cama mientras dibuja círculos perfectos en la pared. No se escucha nada. Algún pájaro, el verde del zoo. Es sábado y la casa siguenen guerra. Pero hay promesa de flores sobre la mesa nueva, promesa de libros yendo y viniendo por las estanterías hasta encontrar un sitio habitable. Reordenar, recolocar, recordar nuestra historia al tocar las novelas que nos hacen de calendario. <br></div><div>Es sábado y la brisa mece los eucaliptos.</div><div><br></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-47879948246304849882021-09-14T17:15:00.001+02:002021-09-14T17:17:06.823+02:00antes de un viaje (9 septiembre)<div><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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</div>Como una niña antes de un viaje, mi cabeza da vueltas: imagina. Recreo en mi mente lo que intuyo que será, veo escenarios amables y terribles, guionizo conversaciones que aún no he tenido, intento prepararme emocionalmente para el amor que daré y para el que quizá reciba.<div><br></div><div>Mi cuerpo se tensa de anticipación, aprieto la mandíbula; mi mente es un parque de atracciones en agosto; mi corazón siente miedo y deseo, ilusión infantil mezclada con los reparos adultos. Todo se mueve rápido, nada se detiene y, bajo la cascada, oigo el trueno de la tarde.<br></div><div><br></div><div><div>Doy un paso atrás. Me siento en la cueva tras la corriente incesante de agua y respiro. Miro todo eso que siento, que imagino, que temo, y que no soy yo. No soy yo. Yo soy ahora. Aquí. No mañana ni luego ni antes. Ahora. </div><div>Un suspiro profundo me atraviesa, lleno de paz. Sonrío.<br></div></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-37228910365625564622021-09-14T17:12:00.001+02:002021-09-14T17:12:39.472+02:00septiembre<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4CRSfbO70LZk28uD87Vy6wfFfq4xUUEGDiI2eHMxCak0qp6ZxwplYn7R6HpkXt4AwMF1OgxolKG9LJt-O6aUnzw5i9mZ0bcIfi_bqZAzN40NXvTNFELorDHC9JCbedhXu4zLaoAi8ZnqP/s1600/1631632356348477-0.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
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</div><br><div>Leemos tranquilamente en la terraza. Todavía quedan cajas en el suelo, los armarios no tienen puertas y la ropa tendida ondea, no en las largas cuerdas del ayer, sino en un moderno tendedero metálico. Está nublado y las campanas de la iglesia, más allá del zoo, rompen el silencioso arrullo del viento entre los árboles.<div>Nacho marca un ritmo con los pies, como si meciese sus puntas, bajo la mesa. Lee el último cómic que ha comprado, _Noúmeno_, un thriller cuántico. Yo leo despacio _El libro de los hallazgos_ que me regaló Begoña en nuestro café del sábado. Son los diarios de la bibliotecaria de una escuela. Deliciosos. </div><div>Una pelusa cruza veloz bajo la mesa, evidenciando el caos que aún habita en nuestra casa. Pero los árboles bailan, la ropa baila, ¡hasta la pelusa baila, descarada!</div><div>Y estoy en paz. En una extraña paz que ha llegado por fin después de largas semanas. Una paz silenciosa y blanda que me hace sonreír al descubrir que acaba de empezar a llover. Un niño exclama en la calle, con torpes sílabas: "¡Espamos volando!". Las huellas de las gotas se dibujan en los cristales de acordeón. Un perro ladra, a lo lejos. ¡Qué blanco este hogar de nuevo! El vaso de agua de Nacho, a medias, se dibuja en su transparencia en una esquina de la mesa de madera. Ruge el tigre. Comienza el ballet de los gorriones. Todo está bien.<br></div></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-19048084978007754162021-03-07T12:57:00.003+01:002021-03-07T12:57:26.233+01:00sobre la ternura<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhC0XSWbcvleRITd21LbdsxQGSF5xXkrIjdq24VG8U6mdTlZf1wnCCWkMVlNbBkTrZls1RsXZHOxmCA2K-qgtkhniYDX5EcjWn_447MUiOvzTiZ9J_PyQTKKoP_NzlkWPPo2ww-FcYZkLBc/s1024/Imagen+PNG+5.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="856" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhC0XSWbcvleRITd21LbdsxQGSF5xXkrIjdq24VG8U6mdTlZf1wnCCWkMVlNbBkTrZls1RsXZHOxmCA2K-qgtkhniYDX5EcjWn_447MUiOvzTiZ9J_PyQTKKoP_NzlkWPPo2ww-FcYZkLBc/w335-h400/Imagen+PNG+5.png" width="335" /></a></div><br /> Con el pelo recién lavado os cuento que en casa tengo un maestro. Nacho hoy, sin saberlo, me ha dado una clase magistral sobre amor a la naturaleza y la ternura hacia todos los seres vivos. Y todo por culpa de un puerro.<p></p><p>Cuando Nacho comenzó a sembrar puerros en la jardinera roja, que era una zona triste y abandonada de la terraza, no confié en que el experimento fuese a funcionar. Pero después, cuando los puerros comenzaron a ponerse grandes, me ilusione con el proyecto. Tanto que al ver que crecían hierbajos a su lado, me dispuse a arrancarlos en un alarde de defensa puerril. </p><p>Nacho me lo vio en la mirada y me lo impidió. "Son amigos de Puerro Sánchez", me dijo, llamando por su nombre al primer puerro que sembró. Y cuando regaba a los puerros, regaba a sus amigos. A mí, este alarde romántico de cuidado de las malas hierbas me hacía poner los ojos en blanco. Como cuando Nacho salva a las arañas o a los aliens (bichitos bautizados así en esta casa) y los libera con cuidado sobre las plantas. </p><p>Pero hoy, mientras limpiábamos, me ha llamado emocionado. En la jardinera, los amigos del puerro habían crecido y uno de ellos era hinojo y el otro esta flor preciosa y elegante. Que posaba firme al lado de su querido puerro, feliz. </p><p>La sorpresa ha sido mayúscula y he abrazado a Nacho. En mi cabeza se dibujaba una moraleja sobre la ternura, el respeto a la creación y la paciencia del jardinero. </p><p>Las plantas, mientras tanto, nos miraban. "¡Qué tontos!", debían pensar, "¿Qué esperaban?". </p><p>Imagino que siempre suceden igual el triunfo de la ternura y la primavera.</p>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-54705168428377000062021-03-06T10:49:00.001+01:002021-03-06T10:49:39.922+01:00tardes de lluvia y memoria<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuWF6y_3GRkaHdMHTelmU6EwtTHS8GNY_DWxoldEsr_qa-FWnnS8Yha0Oim48kV9zldiIit-tvwptWycekwkonLyHvieohyRUsmvSfo3wdx0V1WuvyfmhqTU3as4f5y7rBJz8bEqc9HuIv/s2048/20210303_184946.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuWF6y_3GRkaHdMHTelmU6EwtTHS8GNY_DWxoldEsr_qa-FWnnS8Yha0Oim48kV9zldiIit-tvwptWycekwkonLyHvieohyRUsmvSfo3wdx0V1WuvyfmhqTU3as4f5y7rBJz8bEqc9HuIv/w400-h300/20210303_184946.jpg" width="400" /></a></div><br />Hoy he acabado el té negro de Navidad. Cuando vi que quedaba poco lo fui reservando para los viernes, como una forma de darme las gracias por el trabajo de toda la semana. Ha hecho un día de frío y lluvia, de esa que te cala sin tocarte, de la que traslada a otro tiempo.<p></p><p>La humedad une todas las tardes de lluvia de la historia. Hoy recuerdo especialmente mis tardes en Andújar, cuando la avenida se llenaba de charcos y el árbol frente a mi ventana no dejaba entrar la luz, cuando baja en pijama al restaurante chino esperando que no me pillasen mis alumnos del nocturno mientras me refugiaba en los soportales. La ventana de mi dormitorio daba a un patio de luz y me gustaba escuchar la lluvia, como si durmiese al otro lado de la cama.</p><p>Ese año inventé muchos personajes para que llenasen mi recién inaugurada soledad. Y también comencé a fantasear con Nacho: que nos íbamos a la cama después de ver un programa en la tele, que me recogía del instituto con un paraguas o aparecía por sorpresa un mediodía para ponerme patas arriba el mundo.</p><p>Aquel año de lluvia Nacho era un conjunto de palabras al otro lado de la pantalla y C. me compuso una canción. Por eso elegí a C. y no me fui al descabellado viaje por Europa que Nacho me propuso cuando acabó la tormenta. Pequé de lo que odio que pequen las heroínas de las novelas y no elegí al hombre al que llamaba por teléfono cuando descubría una cucaracha en casa, con el que luego hablaba hasta la madrugada, el que me recordaba: "Tú eres la chica de la fe" cuando tenía ganas de rendirme. </p><p>Nacho volvió de aquel viaje con una novia italiana. </p><p>Quizá por eso mi primer año en Málaga fue un año de lluvia. Corría el agua por las montañas y contaba tres cataratas de camino al instituto. La carretera se convertía en una balsa y el río crecía hasta beberse los parques. </p><p>Recuerdo salir de Botica, después de recitar y sentir el agua caerme en la cara, llevarle dulces de Navidad a Manolo en mitad del diluvio universal, dejar que la música fuese el amparo contra la humedad permanente. Y leer, recuerdo leer en la casa silenciosa de antes de Netflix.</p><p>Leer, leer y leer mientras el cielo se deshacía sobre el zoo. También bajar al mar en la tormenta para preguntarme qué estaba haciendo con mi vida. </p><p>No recuerdo el primer día de lluvia que paseé con Nacho de la mano. Puede que tengamos parte de culpa del calentamiento global.</p><p><br /></p><p><br /></p>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-12240401726726180832021-03-02T13:17:00.001+01:002021-03-02T13:17:46.050+01:00<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj739cR3IPprT-UsIxIwIJs3omBFBftwNftrwUGtEh0iAFPNbIXg-1G9rJ_YN2I22_-uEbpXbfu5cU-yU_NcNnj56N9t0cgoQEWGsQOeNTza_bbiTLHH2GkP4tpj5lY5MEcv3FdvZlF1ijn/s640/yo+peque.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="480" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj739cR3IPprT-UsIxIwIJs3omBFBftwNftrwUGtEh0iAFPNbIXg-1G9rJ_YN2I22_-uEbpXbfu5cU-yU_NcNnj56N9t0cgoQEWGsQOeNTza_bbiTLHH2GkP4tpj5lY5MEcv3FdvZlF1ijn/s320/yo+peque.jpg" /></a></div><br />Hace dos otoños escribí un poemario infantil. No era la primera vez que lo intentaba. Antes había escrito otro con poemas como conjuros para no lavarse las manos o no tener que poner la mesa antes de comer. No se me da bien escribir poesía infantil, mi verso es libre y me pierdo, no tengo esa rima llena de ritmo que agrada tanto a los niños. Aún así, esos poemas son importantes: se los escribí a mi abuelo. Y me he topado con ellos hoy. <p></p><p>Es curioso, los recordaba mejor escritos de lo que están pero, aún así, conforme los iba leyendo se iba dibujando una sonrisa en mi cara. Están llenos de huelas, de recuerdos sutiles, de nostalgia. Y de luz. ¡Cómo brillaba todo de manos de mi abuelo! ¡Qué seguridad tan absoluta sentí siempre que estaba con él! </p><p>Mi literatura le debe mucho al abuelo Andrés. Y varios proyectos están tocados por su sombra, como algunos de los libros que ya he publicado. Mi abuelo, la maqueta de tren, el cuartillo y yo, borrando enfadada en los deberes de las vacaciones. Qué forma de amor tan intenso y tan puro. Lo quise tanto, tanto, que quizá me muera queriéndolo. </p>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-30118096788856059132021-03-02T08:17:00.001+01:002021-03-02T08:17:03.768+01:00<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnYxY67HSuwFLrqtb4McY-UNhwcA1icnXv8Qcxn9Y9szjjtEaFqTu7Zn34h1vxvyJS9rOIgaNtc8nK7e527I7bXMLY6Gu2NbmYR36_gMpfysL_m8X83ImnY67DqvfJGPkY1W37Drpw5WJj/s1280/Imagen+PNG+3.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1277" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnYxY67HSuwFLrqtb4McY-UNhwcA1icnXv8Qcxn9Y9szjjtEaFqTu7Zn34h1vxvyJS9rOIgaNtc8nK7e527I7bXMLY6Gu2NbmYR36_gMpfysL_m8X83ImnY67DqvfJGPkY1W37Drpw5WJj/w399-h400/Imagen+PNG+3.png" width="399" /></a></div><br />Entra la luz gris en la casa. Fuera el viento azota con violencia los árboles del zoo. Entra la luz en la casa, hoy no trepa hasta la cama ni dibuja círculos sobre mí. Pero entra. Con su claridad de niebla a retirar las sombras de la noche entre sueños inquietos y catástrofes.<p></p><p>Tú deambulas ya por las habitaciones, conquistando el domingo con esa naturalidad tuya que consigue mucho más que el sol. Todo lo que tocas, lo transformas. Libras del hechizo de las tinieblas las cosas: el cepillo de dientes, los grifos, tu teléfono, la tostadora. Hay una luz en ti que no se apaga mientras duermes, pero que tampoco es cegadora. En medio de la oscuridad del naufragio nocturno por cualquier pesadilla, yo alargo la mano y la poso en ti hasta que tu claridad me alcanza. Haces del día, el día; de la luz, la luz.Te es natural el territorio de la gracia. Te miro y eres como un árbol con raiz. A tu sombra me cobijo del viento de hoy y te bendigo como tú me bendices cuando me acaricias el pelo. </p><p><br /></p><p>Cuando el sol es cegador, yo llevo mi mirada a las largas sombras que proyecta todo. Tú me corriges: "Mira el mar que brilla".</p>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-76209462808356548832021-03-02T08:12:00.002+01:002021-03-02T08:12:31.536+01:00los nombres de las flores<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhyphenhyphendM1UmJ_OisKrX3wXwUcynOY9A3BHYmOAia9d0Q6dnFRtkwMiS3q65QeHC1UPGPz9R_wCboagF8OZx3RHX8tnVQAHr1p9YhuGLvPgGOnrOk3EUL7WgH-qN1Om67XfKe24uRkRFQf2iyh/s2048/Imagen+PNG+2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhyphenhyphendM1UmJ_OisKrX3wXwUcynOY9A3BHYmOAia9d0Q6dnFRtkwMiS3q65QeHC1UPGPz9R_wCboagF8OZx3RHX8tnVQAHr1p9YhuGLvPgGOnrOk3EUL7WgH-qN1Om67XfKe24uRkRFQf2iyh/w300-h400/Imagen+PNG+2.png" width="300" /></a></div><br />Ranúnculos, fresias, tulipanes y eucalipto. Siempre me llamó la atención que mi madre y mi abuela conociesen el nombre de las plantas y de las flores cuando paseábamos por el campo. Me parecía un conocimiento mágico y, en mi imaginación, era posesión solo de las mujeres. Como si los secretos de la Belleza, los más puros, los que eran genuinamente naturales, nos perteneciesen. Conocer el nombre de las flores me parecía más impresionante que recitar la lista de capitales del mundo. Margarita, peonía, camelia, adelfa... paseaba de la mano de mi madre.<p></p><p style="text-align: justify;">Hoy he llegado al puesto de flores y he exclamado sin pensarlo: "¡Ranúnculos!". Mi corazón se ha iluminado. Por fin, yo también, conocía algunos de esas palabras secretas que recitaban mis predecesoras. ¡Qué ilusión tan tonta! Qué exquisito llamar a las flores por su nombre</p>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-67094542701685205832021-02-16T17:18:00.001+01:002021-02-16T17:18:06.858+01:00La poesía salvaba<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikWhduy6rQbuWNHuSLRWPybXXMlMWiqk5UyGAGt2c1Vdg-kegKOiDaltt0aUcVbYGW8Zen0jo-PLAAzby_SX7cARb2tjq-Zf7E3gPX-VhVV3Hoe68B7dwUuVXeOTSemiodrt1SoGvGBcOI/s2048/20201121_111113.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikWhduy6rQbuWNHuSLRWPybXXMlMWiqk5UyGAGt2c1Vdg-kegKOiDaltt0aUcVbYGW8Zen0jo-PLAAzby_SX7cARb2tjq-Zf7E3gPX-VhVV3Hoe68B7dwUuVXeOTSemiodrt1SoGvGBcOI/s320/20201121_111113.jpg" /></a></div><br /> <span style="background-color: white;"><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">Debería estar escribiendo un capítulo, pero voy a contaros algo. Con veintitrés años me rompieron el corazón con tanta fuerza que solo podía leer poesía. Me escapé a Madrid y buscaba en las librerías poemarios. Me escapé a Cádiz y me hice amiga de un librero. </span><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">Volvía de vez en cuanto. "Acabé lo que me diste, necesito más". Y él me iba educando más allá de lo que me enseñaron los maestros. E iba llevando mi pena por las librerías, por los parques, por las cafeterías en las que me sentaba sola con los poetas y un lápiz en la mano. </span><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">Eran los únicos que podían entenderme. Y en sus tristezas, más hondas, más hermosas que las mías, mi acantilado se ponía de primavera. Les respondía a veces con más versos, escribiendo respuestas en las páginas impresas. Me enfadaba si no lograba hallar en ellos la palabra que </span><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">buscaba. Los sentía mis amantes en esos meses tristes en los que buscaba un nombre con el que llamarme, con el que volver a definirme. Les hablaba a mis alumnos de los poetas, escribía versos en la pizarra, les regalaba antologías caseras, les explicaba cómo me hacían sentir o </span><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">por qué tal poema me había salvado de ahogarme en una tarde de marzo. </span></span><p></p><span style="background-color: white;"><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">Y todos estaban vivos en mí. Yo los resucitaba para que siguiesen salvándome la vida. Y los besaba a todos y dormía con ellos y me despertaba recitándolos por la casa. </span><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">¡Qué gratitud! ¡Qué singular rescate!
"¿Puede la literatura salvar vidas?", nos preguntaba Eugenio Maqueda en una de sus clases de Teoría de la Literatura. Nosotros peleábamos. Sí. No. Vivan los médicos, mueran los poetas.
A los 23 años lo aprendí. La poesía podía salvar.</span></span><div><span style="background-color: white;"><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">Salvaba.
Joan Margarit me enseñó mucho sobre la pérdida y la supervivencia a través de la palabra. Qué tristeza la de hoy. Se me ha muerto un amigo que jamás me conoció. Repaso sus libros en la casa silenciosa.
Joan, Joan, le digo </span><span style="color: #0f1419; font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, "Segoe UI", Roboto, Helvetica, Arial, sans-serif; white-space: pre-wrap;">(porque ahora me escucha como lo hacen mis abuelos, y Javi, y muchos otros), Joan: gracias.</span></span></div>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-61280778883406733052020-11-12T18:41:00.002+01:002020-11-12T18:50:38.022+01:00Granadas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiroH8ELjVRPZyJ_JiaAsihzmwlKCmuFqFfFhcJI9M0jSlGA38GHXRwuSOYXclX6lPQ172lRiQUh3ohYMjA0VT3OF6z9gnZQVxRNx2t-IcIlmSGejnrua-GmMTMxUbF616A3hQ391g-nycX/s2048/EmpArmbWMAQOenK.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiroH8ELjVRPZyJ_JiaAsihzmwlKCmuFqFfFhcJI9M0jSlGA38GHXRwuSOYXclX6lPQ172lRiQUh3ohYMjA0VT3OF6z9gnZQVxRNx2t-IcIlmSGejnrua-GmMTMxUbF616A3hQ391g-nycX/s320/EmpArmbWMAQOenK.jpg" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"> Hoy he desgranado dos granadas. Lentamente, con cuidado. Para hacer un zumo de granada y naranja. El acto concentrado de ir desmenuzando en granos la fruta me ha recordado a Alex, con sus deditos pequeños, deshaciendo el rojo sobre la fuente enorme de la casa rural que alquilamos el año pasado con los mejores amigos de Nacho. Los niños más pequeños se agolparon a mi alrededor cuando abrí las granadas sobre la mesa. Y allí, debajo de una parra silenciosa, en el patio, desgranamos juntos sin hablar demasiado, concentrados. Como me concentraba en el campo de mis abuelos, cuando era yo la niña y me quedaba fascinada con cada una de las pequeñas piezas rojas, como rubíes. </p><p style="text-align: justify;">Lo cierto es que nunca me ha gustado demasiado la granada. El dulzor indiscutible de la pulpa se ve siempre interrumpido por esa parte central dura y amarga que estropea el sabor. Pero me encanta desgranar granadas. Ese quehacer minucioso me fascina: mis dedos deshaciendo las joyas diminutas que modifican su color transparente al reposar unas sobre otras. </p><p style="text-align: justify;">Después de pensar en Álex vuelvo irremediablemente a Zocueca y me pregunto si de verdad había un granado junto a la higuera detrás del merendero, si a la bisa le gustaban tanto las granadas como los higos, si esas tardes de otoño en las que preparábamos el pan de higo desgranábamos también la fruta roja.</p><p style="text-align: justify;">Odiaba que Granada se llamase granada y que utilizase la fruta como su emblema. Me parecía una banalización convertir en símbolo algo tan hermoso, repetirlo en alfileres y en pines. Aún ahora, no soporto ver granadas en los bodegones. Me pasa como con las marinas. No solo hay que captar la realidad de la fruta, también hay que capturar su verdad y eso es tan difícil. ¡Es tan fácil convertirse en un tópico...!</p><p style="text-align: justify;">Pero volvamos. Esta tarde he desgranado dos granadas para hacer un zumo. He abierto después dos enormes naranjas que han llenado la cocina del olor de las sobremesas en invierno. Y he llamado a Nacho para compartir con él esa sensación tan cálida, llena también de recuerdos. Ahora era mi abuelo Andrés negándose a pelar la fruta, mi abuelo Juan pelándola con cuchillo y tenedor -sospecho que el abuelo y yo teníamos ciertas manías en común-, la comercial de Almería que nos confesó que odiaba el olor de las mandarinas en los autobuses. </p><p style="text-align: justify;">Y he puesto todo eso en el zumo. Que sabe dulce y ácido. Y es rosa. El zumo que me ha hecho volver aquí, después de tanto tiempo, a celebrar lo cotidiano. </p>Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-19993314718994212932018-11-14T18:16:00.000+01:002018-11-14T18:16:00.089+01:00Calendario de Adviento 2018<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieeb_id9-wrd_Nw2gEaq1gR4x61qO_5z2mbpAVXBvRowWlnd5kJ5GumnANjOq069RVUHwMQcnLr6RoTfw5oevGEblVIwgDoqu3U_JJJ7LkrcsMUxMCE2nNVRtfBz91lE0f0yUhyuH5BfSp/s1600/adviento2018_a4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1132" data-original-width="1600" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieeb_id9-wrd_Nw2gEaq1gR4x61qO_5z2mbpAVXBvRowWlnd5kJ5GumnANjOq069RVUHwMQcnLr6RoTfw5oevGEblVIwgDoqu3U_JJJ7LkrcsMUxMCE2nNVRtfBz91lE0f0yUhyuH5BfSp/s400/adviento2018_a4.jpg" width="400" /></a></div>
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Un año más, Nacho y yo preparamos nuestro tradicional calendario de Adviento. A mí, que odio las esperas, me gusta más el Adviento que la Navidad, esa espera llena de esperanza. Siento que, en estos días, Dios, que actúa en lo escondido, va iluminando poco a poco cada recóndito rincón de mí, como si me dijese: "Pon tu pequeñez en fiesta, mujer". Y mi pequeñez se hace niña y baila, sin llevar cuentas, sin tener miedo, sin guardar rencor. Mi pequeñez se ventila. </div>
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Os dejo <a href="https://groups.google.com/forum/#!forum/calendarios-tiempos-fuertes">aquí</a> el enlace a todos los tamaños del calendario, todos los años colgamos en esa página que gestiona mi amigo Isra (el que se encarga de hacer los retos diarios, gracias, amigo). Ahí colgamos también el Camino de Cuaresma, por si a alguien le interesa. </div>
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<br /></div>
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Que Dios, que actúa en lo escondido, nos bendiga. </div>
Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4378754912865993093.post-54409301347723227132018-10-10T16:43:00.000+02:002018-10-10T16:43:01.909+02:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwO5lFRp1kH40ic2f7WVz6S-u_GRhL1djk6SrSaZl7j4OB0luibLIJ76-QISrDLFiTufRU9c4UaCmzTKkZCoyzNazQ66_hdA6OSeWKhnHJO7Oy4mwE5M1X54XtWLfTZJESAvef1MX0lxKo/s1600/20170409_130813.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwO5lFRp1kH40ic2f7WVz6S-u_GRhL1djk6SrSaZl7j4OB0luibLIJ76-QISrDLFiTufRU9c4UaCmzTKkZCoyzNazQ66_hdA6OSeWKhnHJO7Oy4mwE5M1X54XtWLfTZJESAvef1MX0lxKo/s400/20170409_130813.jpg" width="300" /></a></div>
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Es otoño y hace más de un año que no escribo. Que no escribo aquí. Reflexionar sobre el momento se ha vuelto innecesario. Los segundos brillan por sí mismos y la prosa no puede encerrar esa luz, porque no lo necesita. Vivir se ha convertido en algo distinto. Mi voz pertenece a un sitio en el que se cocina lentamente y se ama a carcajadas. </div>
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Por eso no vengo, voy a beber a la fuente y con el agua limpia, me baño. </div>
Patricia García-Rojohttp://www.blogger.com/profile/05160229842567788737noreply@blogger.com0