sábado, 21 de septiembre de 2013

sábados de septiembre, poemas de papel


En ridícula calamidad me han preguntado si había abandonado este rincón y me ha dado un ataque de culpabilidad mañanero. Lo cierto es que no sé muy bien qué hacer con él porque, pese a mis múltiples intentos de ser disciplinada y seguir escribiendo por lo menos una vez a la semana, casi no le encuentro hueco. 

De pronto la literatura tiene otras muchas formas para mí más allá de contar lo que me pasa. Supongo que el aire autobiográfico se me va olvidando poco a poco. Me encantaba venir a escribir aquí, venir a reflexionar sobre cualquier tontería o cualquier sentimiento. Hablar de milagros, de libros, de amor... 

Pero hay momentos en los que a una le toca estar algo más callada. Un buen amigo me dijo una vez que dejase de ser narradora de mi propia historia y comenzase a vivirla. Me pareció ridículo entonces y ahora mastico su frase y la trago y la asumo, porque vivo. Hace tiempo que no me cuento las cosas, sino que las experimento, las siento, las destrozo, les hago el amor, me las como y las saco a bailar. No es para nada lo mismo. 

Por eso no puedo prometer recuperar las buenas costumbres. Pero pasaré de vez en cuando. Hoy os traigo la fotografía del poemario de papel que he preparado para regalar el día de mi cumpleaños. Se llama somos lo que fuimos y podéis imprimirlo descargándolo desde la sección de imprimibles de ridícula calamidad

Gracias por la constancia y el interés siempre. Muchísimas gracias.