domingo, 24 de junio de 2012

mi tercer san juan, mi segundo año en esta casa


Como siempre, los monos me despiertan. Ayer quemé mi deseo y mi renuncia en una hoguera de alemanes mientras paseaba por la orilla con los pies llenos de arena. Ahora Boza canta en mi ordenador y paro un segundo para clavar los ojos en la estantería de los libros de poesía. 

Mi primera noche de San Juan la pasé durmiendo en mi colchón nuevo en el suelo del dormitorio porque aún no había montado la cama. Y ahora son dos años los que cumplo en esta casa blanca llena de luz. Cuando me mudé, deseé para ella: "que esta casa conozca el amor" y, cierto día, con la terraza llena de gente que comía los dulces que les había preparado, que cantaba con guitarras, que reía bastante alto, me di cuenta de que mi deseo se había realizado. Esta casa ha estado llena de amor. 

Muchos días. En cada cena compartida, en cada visita, con cada lata de galletas, con las recetas, con los libros, la literatura, los viajes de lejos y los de cerca, las acuarelas, cada invento, cada siesta... Dos años dan para muchas aventuras, para subir muy alto y saltar también a lo profundo, para andar de puntillas o besar la vida con descaro. Siempre bajo el ritmo del reloj. Siempre con los árboles al frente y el mar intuido a lo lejos. 

Felicidades, casa blanca, estamos de aniversario. 

martes, 12 de junio de 2012

orillada


Soy el segundo puerto de Turquía después de Estambul. Porque Débora me llama Izmil cuando se despide. Alejandro y ella recorren costas perdidas en su viaje de novios y me mandan fotografías o palabras o las dos cosas a la vez. Son felices. La felicidad no es tan cara como la pintan. 

Yo leo Kafka en la orilla soplando entre las páginas para eliminar los restos de arena que la playa dejó para mí la última tarde. El mar es un buen sitio para leer y olvidarse de todo. Lo descubrí al principio. También es un buen sitio para encontrarse. Un rincón donde es sencillo sonreír. Las tardes se alargan y me ofrecen sus posibilidades. Me cedo. Es una propuesta interesante la de vivir cada día como si el río... Pienso en Siddharta mientras dormito en la orilla y ronroneo como un gato al sol. 

Las cerezas llenan el cajón del frigorífico y canciones en francés recorren los rincones de la casa. Ando descalza, de puntillas, mientras imagino cómo serán los vecinos que se mudan hoy la piso contiguo. El olor de la ropa limpia entra desde la terraza como un mantra perfecto que me acuna. El viento mueve las cortinas. El viento. Son días de viento junto al mar. Lo pienso con la bolsa de la compra contra el cuerpo mientras subo de vuelta del mercado. 

Hay cosas que permanecen y otras que cambian. Por ejemplo yo. Siempre la misma, siempre en nuevas combinaciones. Caleidoscópica. 

miércoles, 6 de junio de 2012

a las puertas del verano


Hoy la ciudad había sido engullida por la niebla. Los limpiaparabrisas automáticos se dispararon en cuanto salí de la cochera. Me había despertado saltando a la ducha y pensando en un vestido largo de tirantes, así que durante todo el viaje mantenía la esperanza de que el cielo se despejase conforme comenzase mi ascenso a la montaña. 

Saqué las gafas de sol en una curva adornada por buganvillas que se escapaban de los últimos retazos blancos de nube. Conforme atravesaba el pequeño pueblo desde las alturas, pensaba en aquel viaje a Tenerife con mi familia, cuando al subir al Teide nos sentíamos dioses por encima de las nubes. Quizá hoy trabajo en el Olimpo y el vestido de tirantes no ha estado de más. 

Hace calor y nos movemos despacio por los pasillos. Las clases son silenciosas porque el sopor nos amodorra a todos mientras la luz brilla más allá de los cristales. Sueño con la siesta. Sueño con el mar. Sueño con tenderme con el libro que estoy devorando. Abandonarme. Con la conciencia tranquila porque la novela está terminada, porque la casa está limpia, porque los exámenes están puestos... porque sólo me queda hacerme las paces, declararme una tregua, darme un premio y una plauso. Sobre todo: ponerme morena.

A las puertas del verano me reclamo con mis mejores maneras y me propongo hacer un inventario de milagros. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

fechas

cartel realizado por Erny Gámez


Afán para no separarme de ti,
por tu belleza, lucha por no quedar en dónde quieres tú,
aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios.
Ansia de irse dejando atrás anécdotas, vestidos, caricias,
de llegar atravesando todo lo que en ti cambia,
a lo desnudo y a lo perdurable.
Y mientras siguen dando vueltas y vueltas, entregándose,
engañándose, tus rostros, tus caprichos y tus besos,
tus delicias volubles, tus contactos rápidos con el mundo,
haber llegado yo al centro puro, inmóvil, de ti misma,
y verte cómo cambias, y lo llamas vivir,
en todo, en todo si, menos en mí, dónde te sobrevives.

Pedro Salinas



Abel me manda este poema y pienso en esa necesidad sorda de aferrarme a lo que no cambia, a lo que siempre permanece, quizá para encontrar esa parte de mí que efectivamente sobrevive a pesar de los movimientos constantes del sistema mundo. 

Entre las que soy siempre, está la yo que escribe porque no sabe hacer otra cosa, aun cuando escribir supone atravesar desiertos, vencer gigantes, bucear profundidades insondables. 

Por eso, os dejo las fechas de las próximas citas que tendré como escritora, de la mano de mis novelas o de mi libro de poemas, en algunas ciudades donde tienen hueco para mí. 

jueves, 26 de abril de 2012

amar es aquí


Son las nueve de la mañana. Tengo el pelo mojado y el café a medias. Javier duerme como un bendito y un vecino hace un amago con el martillo unos pisos más abajo. El reloj, como siempre. La luz, entra tímida en la casa a través de la ropa tendida. Una moto cruza la calle y el sonido tenue de un televisor llega desde algún rincón lejano. 

Hay en mi casa un sitio que late con una intensidad distinta a los demás. Es la balda número cuatro de la estantería del centro. Está cargada de libros verdes que esperan encontrar su rincón. También está cargada de sueños y proyectos cumplidos. Ediciones Torremozas me envió ayer un paquete lleno de manzanas, bueno, lleno de poemarios verdes como manzanas con mi nombre y el título que decidí cuando asumí lo que significaba. Amar es aquí donde pertenezco. 

Pronto estarán a la venta, pronto pondré la dirección donde podrán conseguirse o, si tenéis paciencia, podré ir a presentarlos cerca de donde estéis escondidos y os los ofreceré como la bruja del cuento a blancanieves. 

Javi se mueve en la cama. La vida me llama. Me desperté con Pedro Salinas en la cabeza.


(y aquí os dejo un enlace donde podéis comprar el libro por internet http://www.torremozas.com/amar-es-aqui )

viernes, 30 de marzo de 2012

de la cama al café



leo a sabines nada más saltar de la cama. bueno, es mentira. leo a sabines nada más salir de la ducha. falso también. lo leo, quizá, después de desperezarme, lavarme el pelo, acabar la maleta, prepararme un café. sí, es más bien así. preparo el taller literario de tercera hora y leo a sabines pensando hablar de la prosa poética y justificando la necesidad de regalar algunos versos del otro lado del charco. pero mi cabeza huye de los versos al viaje de esta tarde, recuerdo curvas de la carretera, molinos de viento, el color del asfalto. recuerdo cómo te quedas dormido lentamente hasta desaparecer en el asiento. vuelvo al café, a la poesía, a mi casa. pienso en el puzzle que soy, en este juego de letras, conectadas siempre unas con otras, laberinto. acabo el café, selecciono los textos, pierdo la paciencia y recuerdo que aún no me he secado el pelo. 

miércoles, 21 de marzo de 2012

día internacional de la poesía


Inventamos días internacionales para todo. Se acaba convirtiendo casi en un circo y en una escusa para celebrar lo primero que se nos ocurra. Dentro de este panorama tengo que reconocer que hay una fecha especial que yo celebro con ilusión todos los años: el día del libro. Además, hoy he descubierto, casi por casualidad, que es el día internacional de la poesía y creo que si lo hubiese sabido con tiempo me habría enamorado de esta fecha y habría preparado una cena poética o cualquier merienda o cualquier escusa. 

Descubrí la poesía de pequeña, de labios de mi madre cada vez que me ofuscaba y me decía aquello de "la princesa está triste". En el instituto y en la universidad me estuve acercando a ella con una mezcla de respeto, curiosidad y hastío, como si no terminase de estar sincronizada con los versos. Aún así, robaba estrofas, expresiones concretas, las subrayaba en los libros, las apuntaba en mi agenda... Incluso empecé a escribir algunos poemas por mi cuenta, nada que se pueda recuperar, pero que permanece en mi memoria. Mientras escribo estas frases pienso en aquel primer verso que pensé, me sitúo en el espacio donde me encontraba, siento el aire en la cara, las nubes sobre mi cabeza, el silencio en mi pecho... y aquel primer verso dramático y contundente que desencadenó mi curiosidad. 

Mi primer poemario se llamaba Memento mori (recuerda que tienes que morir) y lo escribí por un frustrado amor de verano que quería eliminar de mi cabeza. Entre aquellos versos y los de hoy no sólo han pasado los años. Es curioso. También han pasado muchos poetas. Hace unos tres años, más o menos, viajé a Madrid a tomar una botella de vino con Marta y, ante la angustia de no poder leer novela, me decidí por acercarme a la poesía. ¡Menudo encuentro! Recuerdo llevar el bolso cargado de libros de poemas y recuerdo sentir por fin la sincronía con los textos. 

Un antes y un después de todo, supongo. 

Esta mañana, después de salir de la ducha, con un café y los ojos pegados, revisaba la última prueba de amar es aquí, mi primer libro de poemas -que saldrá a la venta el mes que viene con Ediciones Torremozas. Es curioso el crecimiento, es curioso cómo el tiempo va poniendo cada cosa en su sitio. Es curioso que hoy sea el día internacional de la poesía. 

(Aquel día él nos preguntó "¿creéis que la literatura puede salvar una vida?" y nosotros comenzamos a pelearnos a voz en grito dentro del aula. Yo lo creía entonces. Ahora más bien lo sé).