Un niño de ojos azules corre sentado en su monopatín mientras habla solo cuestabajo. Lleva el pelo de punta y se ríe sin que nadie le responda ni le de conversación. Como descubre que ha llamado mi atención, me sonríe y dirige su diálogo hacia mí. Yo tuerzo el gesto avergonzada al ser descubierta alimentándome de su felicidad. Él brilla. Me cruzo con sus padres unos pasos más adelante, van discutiendo, insultándose y diciéndose barbaridades, andando lejos el uno del otro. Pienso en los ojos azules del niño y pienso en el heroísmo que demuestra engañándose a sí mismo hablando en voz alta para no escuchar las voces de sus padres. Es triste. De alguna manera también es esperanzador.
Ayer vi a una chica preciosa esperando al autobús. Era como si toda la belleza de la ciudad se hubiese concentrado en ella. También brillaba. Creo que me descubrió mirándola brillar.
Hay veces en las que me siento como un arqueólogo. Recorro la ciudad, mis horas, atenta a lo que el mundo muestra para demostrar que la esperanza sigue viva en muchas partes. Nunca estamos atentos. O quizá nunca estamos lo suficientemente atentos. Y ellos brillaban. Muchas personas brillan a lo largo del día, resplandecen en gestos cotidianos y diminutos, pero están ahí. Pasan desapercibidos. Cada vez que descubro uno de esos pequeños milagros, siento que he metido mi nariz en una cueva llena de tesoros y, como si se tratase de una energía vital, sonrío durante un buen rato sin saber muy bien por qué.
Sé que es mi narradora la que habla, pero es que... ¡a veces sois tan sorprendentes, tan geniales, tan brillantes, seres humanos!
3 comentarios:
:)
los seres humanos, siempre tan sorprendentes, para lo malo, y para lo bueno...
saludos!
¿Sale ud a la vida a cazar instantáneas de humanos para su alma?
Bien, a veces practico semejante actividad, he visto subir a un micro, a una chica muy joven y su esposo, humildemente vestidos, con cuatro niños pequeños, muy, pero muy respetuosos, que se hanportado muy bien a lo largo de 100 kms. Cuando tuve que bajar, me acerqué a ella y le agradecí que eduque de esa manera a sus hijos; el mayorcito no tenía más de seis o siete años.
http://enfugayremolino.blogspot.com
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