jueves, 24 de noviembre de 2011

cuando pienso en las personas, las pienso en un color


El domingo por la tarde, en casa de Alberto con las guitarras, os hacía preguntas de la entrevista a Quique González. Como era de esperar, estaba la típica pregunta: "un color". Me encanta esa pregunta porque compruebo si los demás se ven a sí mismos como yo los veo. Alberto dijo "rojo" y yo asentí satisfecha, pero tú dijiste "verde" y me chirrió. Así que ayer lo iba pensando mientras conducía. 

Pensaba en las personas que conozco y en el color que les otorgo en mi imaginación. Descubría que era facilísimo con los niños: Lucía es rosa chicle, Carmen es rojo y Manuel es azul mar. Mi madre es color teja, mi padre es rojo también y mi hermano ronda algunos días el morado oscuro y otros el rojo. La abuela es rosa fucsia, el abuelo verde oliva. Marta es naranja. Ana P. es de un azul pálido... Así iba al volante, repasando a todas las personas que conozco. Imaginando el color del que las veía e intentando intuir de qué color se veían a sí mismas. 

Hay personas con las que es sencillísimo, son un color concreto y ya está, no lo tengo que pensar. Hay otras que oscilan o que me lo ponen difícil. Como tú habías dicho verde, intentaba encontrar alguien verde. No encontré nadie del color de los brotes de las ramas y tampoco a ti te encajaba ahí. Verde... no conozco a nadie verde, del verde de las ceras de colores, del verde de los árboles en primavera. Porque tú no eres de ese color, tú eres más como tus ojos y andas, verde pardo, a las fronteras del marrón y el gris -aunque siempre te imagine en rojo. 

Por eso mi próxima tarea será esa: descubrir a alguien verde junco. Así que si alguien verde me está leyendo, que se manifieste. 

1 comentario:

DANI dijo...

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