El invierno se coló entre los rizos de mi pelo y se me posó en la boca a las puertas de Javier. Hoy se me cuela en la casa. El aire arrasa mi dormitorio con las ventanas cerradas. Todo lo que queda fuera de la manta es fácil de colonizar para este frío impertinente que encuentra el camino a los recovecos. Creí que este invierno no vería nevar y el cielo se deshacía durante todo el trayecto recordándole a mi coche cómo eran las cosas en Alcalá. Pero es como si tuviese el corazón estival y esta tiritona del mundo me pillase desprevenida. Aunque baile bajo los copos helados y las fuentes hagan eco en las plazas vacías, aunque el mar se rice construyendo muros que se ven desde lo alto y use mi abrigo de interior, aunque no pueda poner lavadoras y ruja el aire en mis ventanas, aunque sea enero, esta helada universal no va a acabar con mis cosechas ni mis ganas de soñar.
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2 comentarios:
Nada debería terminar con nuestros sueños , niña! Claro que noo!
Un beso :)
Pero si tu eres de la naturaleza de los elementos meteorológicos: AIRE...............................
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