Cada día aprendo algo más sobre el trato que me dispensan mis alumnos de primero de la ESPA. Hoy aprendí a carcajadas mientras inventaban palabras. Y ellos me miran reír, como si yo fuese una criatura inocente totalmente ajena al mundo real.
David me observa, habla de mí en tercera persona del singular aunque esté presente: “mira la maestra cómo se ríe” o “la maestra hoy necesitaría desdoblarse con nosotros”. Cuando falta, me pregunta si los demás me han respetado. Su sistema de jerarquías no deja de sorprenderme.
Me tratan con condescendencia, me obedecen y hacen los deberes sólo para hacerme feliz, no porque piensen que les merece la pena o que les va a servir para algo, ni siquiera lo hacen porque es lo que el sistema espera de ellos. Lo hacen porque se lo mando yo y les hace gracia que me crea que impongo mi ley en el aula.
Ellos conocen otra ley. Una ley que a veces se les escapa cuando están a punto de liarse a golpes y deciden morderse la lengua porque estoy yo, cuando comentan en camarilla, en voz baja, que sacaron las navajas el fin de semana o que uno de sus amigos está ingresado tras una pelea. Esa es la ley de la calle, de su vida real, y como yo estoy lejos de todo eso, como yo he tenido una vida fácil, ellos, que supongo que ya me quieren un poco, intentan mantener todo lo posible mi burbuja de cristal.
Descubro que cuando les llamo la atención resoplan, hacen un esfuerzo por contenerse, miran al líder y acceden negando con la cabeza en gesto de rendición.
A veces me cuentan cuando hacían llorar a sus maestras o presumen de trastadas para impresionarme, yo, para no decepcionarlos, me hago la escandalizada y se ríen por lo bajo: “si tú supieras”, se burlan. Y Ramón, que empieza a conocerme, me mira con sus ojos grises y media sonrisa irónica, pero no dice nada.
-¿Ahora te toca clase con esos? –se escandaliza la conserje cuando me ve llegar a por las llaves y observa a mi pandilla metiendo follón como animales en el pasillo. Me da la risa y ella comenta-: Ten cuidado, hija, te compadezco.
Yo sólo puedo responderle: “Si tú supieras lo que los quiero…”.
2 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=8xhpAXI6NF8
http://www.youtube.com/watch?v=9-_dMCqndjY
(te recomiendo esa película, "el lado oscuro del corazón)
http://www.youtube.com/watch?v=H7yuDC3wxHw
Vi esa película hace años con mi hermano... y después tropezamos con la segunda parte, no recuerdo cómo se llama, nos encantó. Y ella volaba.
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