Termino de leer a Borges mientras mis alumnos se afanan en un examen y hay algo en sus palabras, en el ruido de la tarde, en la luz, que me traslada a esa hora previa a que anochezca en los eternos días de verano.
Borges me conduce a un tiempo, pero no a un lugar. Y, en mi caza del escenario perfecto para esta hora en que el calor da una breve tregua y la humedad se ha hecho con los cuerpos, viajo de mi niñez a la casa de mi abuela, al patio, al jardín, al mar mediterráneo cuando todos se iban y quedábamos envueltos en toallas, a la guitarra, al hielo de mi copa, a la última ducha, a la poesía, al olor del algodón recién lavado, a la crema corporal, al sol que ha calentado mis mejillas, a ti.
Salto, buscando insatisfecha, frustrada por la ausencia de una víctima a la que coronar dueña del tiempo en que me encerró Borges. Entonces me pregunto, paralizada, fría de pronto, si acaso no he viajado hacia el futuro y la reminiscencia me ha besado en la boca templada e interminable de esta tarde de abril.
6 comentarios:
Borges te hace volar.
Un beso,
Amiga, no se puede esperar toda la vida... pero no te machaques a ti misma mientras aguardas...
Saludos y un besazo
Los umbrales espacio temporales que abre Borges (o Benedetti, o Galeano, o Rafael Alberti), no nos deben hacer olvidar el salto en el futuro que hemos dado, y que también gracias a lo / los que hemos perdido somos lo que somos
¿Te has leido/ te gusto el relato "El Otro"?
tal vez te quedaste estática durante una milésima de eternidad en el presente...
los efectos de la poesía
un beso
PD: lo del mes de abril lo provocaste tú... cuando lei tu post... jajajaj Saludos y un beso
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