Si este año tuviese que recuperar el término "equipo de rescate", está claro que estaría compuesto por Chelo y por Sarah, sobretodo cuando llegan los fines de semana y el tiempo libre conquista todos los planes y las casas.
La primera vez que vi a Chelo en el claustro pensé que, por el índice de edad, teníamos todas las papeletas de hacernos amigas. Pero Chelo es muy exigente y no es fácil conquistarla a la primera. De todos modos, saqué todo mi arsenal -sí, ese que a veces funciona- y a día de hoy puedo decir que Chelo ha sido un puerto seguro durante todo el año. Y que lo que comenzó como una amistad circunstancial se está convirtiendo en algo más que un parche para los ratos muertos. Me gusta hacer planes con Chelo, ir al cine, tomar café, reírnos del mundo, abrumarla con mis incontables dramas...
Conocí a Sarah en la sala de profesores, siempre destaca una chica nueva y más si es americana. Todo el mundo le hablaba en inglés y yo la veía tan concentrada que me daba vergüenza molestarla. Aunque no hicieron falta demasiados esfuerzos para conseguir un desayuno en inglés los miércoles. Ahí todo evolucionó. Encontramos nuestro tiempo para hablar tranquilas, de nosotras, de nuestras preocupaciones, de los sueños de futuro.
Por eso, últimamente, quedarme los fines de semana en casa supone vivir incontables aventuras con Sarah y Chelo. Aventuras como las de anoche con la señora de los veinte linces o con Rodrigo, mi gran amor.
No lo sé. ¿Por qué será que cuando se acerca el final todo cobra su sentido?
3 comentarios:
¿Qué final?
Me dejas preocupado...
:) César el final de curso!!! El cambio de vida
Perdona, pero como queda un trimestre, ni me lo había imaginado.
En fin, cambio de curso, de ciclo, de vida?...
Saludos,
Publicar un comentario