martes, 29 de noviembre de 2011

han llegado a casa


No sé si estoy más nerviosa que la primera vez. Seguramente sí. Mi madre dice que ha sido un embarazo al completo porque han supuesto nueve meses de espera y de trabajo. Yo sólo sé que he echado a mucha gente de menos cuando he abierto la caja y que hubiese querido brindar con los míos en la cocina de casa mientras se metían conmigo. 

Son quince libros que, además de mi nombre, llevan otro dentro. Quince libros que vienen a verme como pájaros, porque yo los acaricio, los huelo, los hago bailar, como se deben bailar los sueños a ritmo de locura. 

Carmen, que está en casa, me mira y se ríe al observar las tonterías que puedo llegar a hacer con un libro entre las manos. Llamo a papá, llamo a Javier, mamá me telefonea emocionada un poco después que tú. Mi voz es como una fuente y mis pies no dejan de moverse por la casa. Finjo un desvanecimiento, confieso entre risas que me había convencido a mí misma de que todo era mentira, para así no tener miedo de lo que pudiese salir mal. Y ahora son quince libros en una caja. 

Los apilo, los recuento, los llamo por su nombre sin dejar de sonreír. ¿Se puede vivir el mismo sueño dos veces? ¿Quién me va a conseguir hacer dormir hoy? Pienso en Marta, pienso en mucha gente, muchos nombres vienen a mi cabeza, algunos dulces, otros no tanto. Pero la casa se llena de libros y recuerdos, y me digo que estoy haciendo un recuerdo nuevo, un bellísimo y hermoso recuerdo nuevo. Porque un día diré: "cuando llegaron los libros" y seré más vieja y tendré nuevos sueños. 

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