miércoles, 29 de mayo de 2013

hermano al rescate


Me tomo un café mientras mi hermano duerme en la habitación contigua. Ha venido a rescatarme del terrible mundo de las nuevas tecnologías en el que, aunque soy hija de informático, no me muevo con demasiada soltura. Estoy contenta porque se está quedando algunos días y me encanta pasar mi tiempo con él. Además, me está haciendo la comida y ha cambiado las fundas del sofá porque se aburría. ¿Cómo no voy a estar encantada? 

Javi se siente en casa como en su territorio y eso me gusta, porque siempre he deseado que esta casa hiciese sentirse cómodo a todo el mundo. Entra y sale a la terraza, inventa en la cocina, observa la obra del zoológico... Está tranquilo. 

La última vez que vino estábamos Nacho y yo en casa, y me gustaba verlos a los dos entretenidos con sus proyectos y sus ilustraciones, hablando de diseño y programas extraños del ordenador, intercambiando ideas sobre materiales y resultados. Que las personas que amas se caigan bien siempre es un regalo inestimable. Y a mí me gustaba observarlos, disfrutar de esa magia cotidiana que transmiten los que aprenden a entenderse -también porque te quieren. 

Así que es bueno tenerlo aquí, esperando conmigo al regreso de Nacho, dándome conversación y carcajadas, escuchando mis aventuras en el trabajo y bebiéndose mi café. Doy gracias a Dios. Estoy contenta. 

Se ha despertado y se va dando golpes contra las puertas, así que voy a hacerle caso. 

2 comentarios:

Chloé dijo...

Me parece buena tu aportación.
Que la gente a la quieres se lleve bien siempre te hace feliz.
Saludos!

Anónimo dijo...

¿dónde te metes?