jueves, 12 de enero de 2017

ten miedo de la libertad


Da igual el canal que pongas -y sí, vuelvo con lo mismo-, parece que todo está lleno de un único mensaje: "Siendo libres, sois violentos". Hay películas y series que tratan este tópico sin que nos demos casi cuenta. Se declara una noche de libertad absoluta, no hay policía, no hay normas, entonces el ser humano aprovecha ese silencio para robar, violar, asesinar. 

Las leyes sujetan nuestros instintos asesinos. La libertad sería nociva para nosotros. Si fuéramos libres, seríamos villanos. 

Por eso creamos pequeños espacios de libertad controlada: citas desnudos, islas recónditas, casas vigiladas por cámaras de televisión -porque la intimidad también es un espacio en el que la libertad puede desatarse de forma terrible-, caza salvaje... Mientras tanto, carrozas de horrores surcan los televisores en formato de ficción y no ficción. Telediarios y series, películas y documentales sobre la violencia o en los que siendo cualquiera el tema, la violencia aparece como marco gratuito. Hay que ver entrañas, sangre, cuerpos mutilados para recordarlo. Es casi un mantra: sin control, sois malos; sin control, sois malos. 

De hecho, surge casi otro mensaje por debajo: desead espacios de libertad para desatar a la bestia que controláis. Como si el traje que vestimos fuese un arnés. Rogad por un plató en el que masacraros, rogad por una cama en la que el público aclame la lujuria más violenta, alistaos para disparar al enemigo sin nombre. 

Y a mí me asusta. No la libertad, sino este entregarla, manchada y sucia, como un fenómeno vergonzante. 

3 comentarios:

Miguel Valle dijo...

Hola, Patricia:

¿Ya habéis terminado de ver Westworld? ;)

En serio. Sólo puedo suscribir punto por punto tu reflexión. Parece que nos movemos en un entorno opresivo en el que todos los constructos sociales, morales y éticos tienen como misión única contener a la bestia que llevamos dentro. Una bestia que espera agazapada la más mínima oportunidad para destrozar cuanto somos.

O al menos esa es la imagen que estamos mostrando en la mayor parte de nuestros edificantes divertimentos, desde Juego de Tronos a The Walking Dead, sólo por hablar de series de tv con enorme predicamento.

Y yo, iluso, sigo pensando que hay esperanza.

Saludos

Miguel

Patricia García-Rojo dijo...

Miguel, la terminamos de ver.

Sobrevivimos a la violencia para plantearnos el origen de la conciencia. Al final hasta me gustó la serie. Contradicciones que tiene una.

Un saludo de otra ilusa que piensa que hay esperanza.

Miguel Valle dijo...

Uy, Patricia... es que la serie tiene trampa con una melodía que engancha, aun cuando la letra chirríe. Me parece un discurso peligroso, como cantos de sirena que conducen al desastre. Y curiosamente disfrutamos cruzando una y otra vez entre Escila y Caribdis, desafiando lo más oscuro de nosotros, como si fuera un juego inocente... y no creo que lo sea.