Es otoño y hace más de un año que no escribo. Que no escribo aquí. Reflexionar sobre el momento se ha vuelto innecesario. Los segundos brillan por sí mismos y la prosa no puede encerrar esa luz, porque no lo necesita. Vivir se ha convertido en algo distinto. Mi voz pertenece a un sitio en el que se cocina lentamente y se ama a carcajadas.
Por eso no vengo, voy a beber a la fuente y con el agua limpia, me baño.
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