martes, 13 de septiembre de 2011

mezclas perfectas


Leo el libro de Holan que compré en Madrid y que tanto deseaba mientras Boza canta en el reproductor y una voz de hombre cuenta alto jugando al escondite bajo mi balcón. Sé que Andrea, aunque no sepa quién es, corre a esconderse porque escucho su risa sobre el verso que leo, bajo el acorde de la música, entre el sabor de la infusión que degusto. Leo:  "pero nosotros ni en el centro de nuestro corazón / estamos en el centro". Uno... dos... tres... Y los pasos de los niños. Y la nueva canción. 

Es martes y una luna impertinente y amarilla corona mi balcón recordándome aquel poema en que contaba que te miraba mientras me mirabas leer, esas cosas que nunca hicimos o que hicimos muchas veces en muchos sitios distintos. "Promete fuertes oleajes" escribía entonces y recuerdo ahora la última letra de tu última composición. Siete... Ocho... Nueve... A veces la mezcla de ciertos elementos convierte un segundo en perdurable. 

Entonces el poema, la canción, el sabor, el escondite y tu recuerdo me expanden como si no existiese el fin del mundo, ni el eco de las generaciones, ni las conjugaciones de los verbos. 

 -¡Andrea!
 -¡Que aún no me he escondido! 

2 comentarios:

Michelle Durán dijo...

"Es martes y una luna impertinente y amarilla corona mi balcón recordándome aquel poema en que contaba que te miraba mientras me mirabas leer" .
Què pulida tu palabrería ,
¡ saludos!

:)

Vagamundo dijo...

"tú te escondes aquí, y yo te busco"
Hay momentos inmortales, destinados a la perpetuidad mientras se engendran