lunes, 20 de febrero de 2012

detalles sencillos que se hacen enormes


Laura Rosa me escuchó contarle un cuento durante uno de los conciertos-recital de LaRebotica y, desde entonces, quiso volver todos los domingos. Laura Rosa es la hija de Lola Lila y de Sergio Verde, y algunos días ha sido la princesa valiente. También hemos jugado juntas a convertir el mundo en una aventura pisando baldosas o hemos recogido confeti y lo hemos lanzado hacia lo alto. Juntas sabemos bailar, hacer bombones, cantar canciones e inventar historias.

Ayer, Laura Rosa me trajo esta magnífica caja de magdalenas rellenas y alegremente decoradas. También me enseñó su primer diario, en el que ha escrito que me quiere. Así que volvía a casa pensando en qué nos pasa a los mayores para peder de ese modo la confianza cuando crecemos, para dejar de darnos gratis a los demás sin esperar nada a cambio. ¿Quién nos enseña a dejar de hacer felices a los demás por el simple placer de hacerlo?

Creo que esta semana me voy a concentrar en ser un poco como Laura Rosa. Además, como las dos vamos siempre igual de despeinadas, no debe de resultarme tan difícil.

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