lunes, 17 de octubre de 2016

el intento de una profesora de literatura por salvar algún alma de poeta


Hoy por fin ha llegado a casa la caja con Cumpleaños número 15. Este libro es mi primer poemario ilustrado gracias a Nacho, que ha dedicado su verano a sumergirse en estos poemas y encontrarles un rostro. 

Desde hacía algo más de un año, Cumpleaños número 15 daba vueltas por la casa. Es un diario poético de una chica de quince años que, mes a mes, se derrama en poemas breves y directos. Es una apuesta que surgió en una clase de literatura, cuando mis alumnos recibían la poesía como algo lejano y extraño a lo que no se podían acercar, algo que, cuando se entendía, no podía ser poesía porque ni rimaba, ni medía, ni generaba una lucha de discernimiento. Esa tarde comencé a fantasear con crear un puente y poco a poco se fueron desgranado los poemas: sencillos, breves, directos. Con imágenes asequibles y juegos de palabras cotidianos, para que cuando los lean puedan pensar que algo parecido podría salir de sus manos, que la poesía no está tan lejos de lo que ya son. Ediciones Torremozas ha hecho realidad esta apuesta algo alocada, este intento de trampolín. 

El resultado me enamora y me aterra. Veo los dibujos de Nacho, que resumen un universo cotidiano en el que caben las gomas milán, los chinos de la suerte y los gorriones, leo de nuevo los poemas -ya con la dulce tinta de imprenta- y no puedo parar de preguntarme qué sentirá ese lector joven cuando se acerque a estos textos. ¿Serán puente o puerta? Tiemblo de pensarlo. 

El día que descubrí que yo también podía escribir poesía me pasé la tarde recitando en mi cabeza, probando palabras, intentando demostrar lo que sentía convocando tormentas -"que se desate la tormenta que llevo dentro", decía-. Cumpleaños número 15 es mi intento de hacer sentir a mis alumnos que también pueden convocar a los poemas, que las palabras no sólo describen el mundo o relatan acciones, sino que pueden definirnos, dibujarnos, explicarnos, convertirse en pregunta y en respuesta. 

Crucemos los dedos, ya os iré contando. 

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