martes, 17 de octubre de 2017

leer para poner el alma de puntillas


Preparo la infusión en la cocina oscura. Como una bruja voy echando a la cazuela la ramita de canela, el clavo, el regaliz, el jengibre. A la luz roja de la vitrocerámica, abriendo y cerrando tarros mientras los olores se van elevando y el líquido transparente se va volviendo tostado y rojizo. Está nublado y han bajado imperceptiblemente las temperaturas. 

Me preparo mi brebaje porque voy a sentarme con Mónica Rodríguez en el sofá, con su hotel. Voy a escuchar los recuerdos de su suegra. Abro las páginas y casi no llevo dos líneas cuando abandonan una ciudad sin poetas. Tengo que leérselo a Nacho y noto cómo mi alma se va poniendo de puntillas. Porque la literatura hace eso, pone el alma de puntillas. 

Esta semana visito diferentes centros de formación del profesorado para hablar a los maestros y profes bibliotecarios. En las jornadas de biblioteca hablo de literatura infantil y juvenil, de nuestra LIJ, pero no lo hago como escritora. Hablo como lectora entusiasmada y porto una gran caja de libros que voy pasando con confianza -y pánico feroz por si alguno de mis amigos se pierde en un bolso o se cae entre los asientos o nunca vuelve. Descubro miradas emocionadas, cómplices, de amantes de los libros, que tocan y hojean, con curiosidad. 

Descubro también maestros y profesores que no leen. Que no tienen tiempo en la vorágine de sus vidas para la literatura. O por lo menos no tienen tiempo para los libros que recomiendan a sus alumnos. 

Regreso a casa extrañada, con el sabor agridulce de una mañana en la que he sido feliz hablando de lo que me apasiona, pero en la que he descubierto que no podemos contagiar la enfermedad que no tenemos. La frase "No me gusta leer" se me llena de matices. 

Por eso hago mi infusión sin dar la luz. Por eso cojo a Mónica de la estantería como quien acude a una amiga para compartir un secreto, para recuperar la fe. 

Cuando se lo cuento a mi madre por teléfono, con su sentido práctico aplastante, me pregunta: "¿Pero es que crees que los adultos leen? Mira las estadísticas de lectores y las de espectadores, hija mía". A veces necesito que me regresen al suelo. 


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