viernes, 2 de diciembre de 2011

con mis hijos a jaén

foto de claudia garcía pinto

Cuando llegamos, es otoño en el parque de la victoria y comienzan a montar la pista de patinaje sobre hielo. Les cuento a Carmen y Claudia que ahí daba de comer a los patos y miro, absorta el quiosco de la orquesta vacío. El aire es de interior, los olores son distintos. 

Mis padres, Javi y Jaci llegan un poco después. Siento como si estuviese comprobando que cada cosa está en su sitio. Es una sensación mágica. Tomamos un café mientras llega la tía Rosa, tan delgada como siempre, e intentan hablar de ti, pero zanjo la conversación porque "yo he venido aquí a hablar de mi libro". De camino a la biblioteca respondo a una entrevista con el periódico y observo las calles, los comercios que han cambiado, las luces que se van encendiendo... hacía tiempo que no paseaba por estas aceras y lo echaba de menos. 

Jose Alberto Arias Pereira, que será mi presentador, espera ya en la puerta, con sus maletas, porque ha bajado de Madrid para matar dos pájaros de un tiro: a su madre y a mí. Charlamos sobre su estancia en la Residencia de Estudiantes cuando llega Paco Ruiz para darnos la bienvenida. Entonces veo a Ana llegar de la mano de su increíble y apuesto caballero -desprenden empalago por donde pasan- y aprovecho para largarme a saludar. 

Más tarde, cuando estamos en la increíble sala donde se llevará a cabo la presentación de mi novela, comienzan a aparecer rostros conocidos. Llegan Jose Luis y Rocío y descubro que quepo perfectamente aún en los abrazos de Jose. Justo cuando voy a saludar a Juan Fran, veo a Jose Miguel en la puerta, que se ha escapado de Suiza para verme. Y entonces descubro el cuerpo diminuto de Sandra, una de mis primeras alumnas que, delgada y grácil, se ha escapado para verme -ya es universitaria, madre mía. Y así se van llenando los asientos que en un principio me habían parecido demasiados: la tita Tina y el tito Roge, con Raúl y María, Conchi y Eugenia con su familia, Juani, Julilla, Miguel, Ramón (él único que sabe de dedales) y Blanka... ¿De quién me olvido? ¡¡La sala estaba llenísima!! 

Por eso cuando comenzamos a debatir sobre literatura, cuando comienzan las preguntas sobre Los cines somnios, cuando recuerdo una anécdota de un encuentro con un lector bajo la lluvia -cuya familia ha venido en su representación y eso hace que podamos ponernos en contacto-, cuando el vídeo de mi hermano Javier se ve en pantalla grande y observo los rostros alegres de los que comparten conmigo este sueño o se han dejado encandilar por él, entonces, justo entonces, doy gracias a dios porque estoy viviendo de nuevo mi sueño y en estos casos sólo se puede ser agradecido. 

Al volver a casa de madrugada, al volver a mi cama después de haber pasado por las nieblas de la montaña entre risas de Carmen y Claudia, después de haberme despedido de los míos con el corazón encogido, ya entre las sábanas, bajo mi techo, sonriente y repleta: ¡¡no puedo conciliar el sueño!! 

(creo que levitaba) 

3 comentarios:

alguien dijo...

Los niños no saben que durante la noche (entiéndase durante el sueño) no reposan entre las sábanas; flotan, levitan sobre el colchón. Sólo los han visto así los adultos.
A mí me lo han contado :)

cuadernodebitacora dijo...

Qué experiencias tan bonitas y enriquecedoras estás viviendo, y ¡con lo joven que eres! Estoy segura, no hay más que leerte, que tomas conciencia de cada segundo y lo guardas en tu corazón. Has sabido y sabes aprovechar tu/s taleto/s y además hacer que, personas desconocidas como yo podamos, en cierta forma, vivir estos triunfos. Mis sobrinos seguro que difrutarán mucho de la lectura de tus libros.

Anónimo dijo...

Enhorabuena!con tanto como he esperado este libro, no imaginaba que ahora tendrá que esperarme el a mi. No estoy dispuesta a mal leerlo y pienso dedicarle, igual que al primero, todo el tiempo que necesite, sin prisas y disfrutando cada palabra. Lamentablemente hoy no dispongo de ese tiempo pero estoy deseando de terminar con las oposiciones...me espera un viaje por "Los Cines Somnios". Un besazo.
Irene