miércoles, 11 de enero de 2012

dos referencias para que te sitúes



Belén, sorprendiéndome en la biblioteca, me ha regalado un libro de Carmen Martín Gaite con motivo de los Reyes Magos. Belén es una experta en este tipo de detalles que despliega con la mayor naturalidad. A veces me sorprendo de su manera de amar, yo, que suelo sentirme gerundio, con ella soy un simple participio. Es curioso. Pero no voy a detenerme en esa idea que me desviaría completamente de mi propuesta inicial. 

La cosa es que ha dejado en mis manos Nubosidad variable. No lo he leído aún, lo tengo en la pila de lecturas pendientes, pero sí que he ojeado los primeros capítulos, lo justo para topar con algo que me ha emocionado. No emoción de esas de lágrimas saltadas o corazón compungido, no, digamos que más del tipo de emoción que me llevaba a escribir cartas a Ana P. como si fuese uno de los personajes de Jane Eyre. En la página 21 de mi edición, después del saludo en una carta, encuentro las siguientes frases: 
A pesar de los años que hace que no te escribo una carta, no he olvidado el ritual al que siempre nos ateníamos. Lo primero de todo, ponerse en postura cómoda y elegir un rincón grato, ya sea local cerrado o al aire libre. Luego, dar noticias un poco detalladas de ese lugar, igual que se describe previamente el escenario en el que va a desarrollarse un texto teatral... Bien. Dos referencias para que te sitúes, una de tiempo y otra de luz. Hace un rato han dado las once y media en el reloj de pared que estuvo siempre en la calle Serrano, al fondo del pasillo... Segunda referencia: te estoy escribiendo a la luz de una lámpara que también conoces. 

Me he saltado algunas frases, pero justo cuando terminaba de leer la página 21 he tenido que apuntar al margen que me moría de ganas de escribir una carta atendiendo a esas dos referencias: el tiempo y la luz. ¡Me ha parecido una manera tan genuina de situar a alguien! El tiempo y la luz. Voy a ello: 

Son las nueve y diez en el reloj que lleva acompañándome desde mi primera mudanza. Es un reloj de plástico que primero estuvo en el pilar que separaba la cocina del salón, después sobre una estantería negra y ahora en el pequeño aparador blanco junto a la máquina de escribir. El reloj que he pegado mil veces porque no quiero sustituirlo, ese mismo reloj. Supongo que también es la misma hora en el resto de relojes de la casa, pocos y escondidos. La luz es la que se filtra de la pequeña lámpara que compré para la entrada de mi casa-hormiguero y también la que me llega, amarilla, del flexo de pie junto al sofá rojo, la que utilizamos como foco para las fotografías cuando cae la tarde. 
Tiempo y luz. ¿Cuál es el tiempo y la luz en que me leéis? Dicen tanto el tiempo y la luz para nuestras pequeñas costumbres... 

8 comentarios:

Locura dijo...

Son las 10 y media. Es tarde, aunque temprano para quien en realidad no tiene nada que hacer por culpa del desempleo que nos persigue hasta darnos caza y no querer soltarnos. La luz entra a raudales por la ventana que tengo frente a mí, y descubro que el día es soleado y fresco. ¿Nada que hacer? Ahora mismo me disponia a perder las horas navegando en internet, pero decido apagar el ordenador y salir a la calle a dejar de autocastigarme por mi mala suerte y gritar gracias a Dios por el nuevo día.

Vagamundo dijo...

Miss Lunatic (otro alter ego de la Martín Gaite) es un excelente aliciente para la inspiración.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Yo prefiero la tarde, el relax junto a un café cargado...

Saludos y buena tarde domingo.

Mariuca (tu tía) dijo...

No tardes en leerlo, porque es de esos libros que gusta releer...

cuadernodebitacora dijo...

Jane Eyre... lo he he leido hace unos meses, me gustó como a una niña pequeña un cuento de adas, incluso dandome vergüencilla que alguien me viera leyéndolo, como si de algo muy adolescente se tratara. Además vi varias veces una peli de varios capítulos en internet.
Pero ahora no me digas, por favor: pues sí es muy adolescente.

Patricia García-Rojo dijo...

adolescente?! me encantó!! lo leí hace poco y no me pareció nada adolescente.

estamos salvadas!

cuadernodebitacora dijo...

Por cierto: de noche, con una luz tenue, que sale una lámpara que vive sobre una mesita baja de mi salón. También me acompaña y la luz de tu blog!!!

cuadernodebitacora dijo...

Por cierto, HHHadas, que traviesos los duendes del teclado.