sábado, 28 de mayo de 2011

mr. pereza


Mr. Pereza dice que no pase la aspiradora, que coma cosas congeladas, que friegue los platos sólo cuando formen torres, que no recoja la ropa porque no se ha secado, que no ponga ni una lavadora y deje de hacer la cama. También quiere que los libros se apilen en las mesas y que los proyectos se queden sin hacer. Dice alto: 

-Querida, es sábado.

Y yo agarro mis ganas de renunciar al movimiento y levanto un pie, y después otro, y arrastro mi cuerpo acostumbrado tras la aspiradora, despertando. Abro las ventanas, descorro las cortinas, escucho el suavizante y me mojo las manos. Pongo sábanas limpias que huelen a mi casa y reflexiono sobre las limpiezas de primavera. Es la primera vez que voy a vivir más de un año en el mismo lugar. Siento como si el juego se hubiese acabado, como si por fin me hubiese hecho mayor.

Cambio ropa en los armarios, porque llegará otro invierno a alcanzarme aquí. Y hay macetas que han vivido once meses conmigo. La sensación es vertiginosa y a la vez feliz. Pienso en mi tía Mari, en los niños, muchos días mientras deambulo entre mis cosas, ella es una heroína para mí, como Lourdes, como mi madre, como mi abuela. Como todas las mujeres que me han precedido en esta línea extraña de repeticiones, de valentía silenciosa, de conquistas y derrotas. 

1 comentario:

cuadernodebitacora dijo...

Me recordaste de repente a Isabel Allende