lunes, 25 de enero de 2010

detalles de un fin de semana cualquiera


La tentación era hacer una lluvia de ideas -una tormenta la de ayer tarde en Fuengirola- para recoger con pocas palabras y sin mucha complicación todas las vivencias del fin de semana. Pero la pereza es horrible y el cansancio monumental, la tentación es enorme y el sueño considerable, así que no sé si tan siquiera quiero escribir una catarata de palabras que no lleve a ninguna parte.

Os recojo, de la lluvia, las gotas que me mojaron los labios, las que me hicieron reconsiderar la suerte que tengo.

Claudia abrazando a Marta sonriente entre los brazos dulces de su madre.

Leticia emocionada con una canción de Brotes, emocionándome a mí.

La preocupación de Juan con sus abrazos.

Los "qué temazo" de Pedro.

Las risas con Carmen a consta de los "Jackob Black" del momento.

La voz de Almudena cuando nos vamos quedando menos.

Algunos dulces reencuentros, de miradas, pocas palabras y abrazos.

Pasear por las calles vacías de Málaga.

Sentirme Wendy con mi vestido, frente al espejo, con el cielo iluminando el camino hacia la estrella a la que no voy a volver.

Escuchar a la abuela de Carmen decir: "Tengo 18 nietos y una boca demasiado pequeña para dar tantas gracias a Dios como quisiera".

Pasear bajo el diluvio con Maria Jesús, escuchando nuevos planes y propuestas, para encontrar una librería de mapas y tesoros donde soñar.

Coincidir eligiendo un salón con Juan y Leticia.

Terminar un crucigrama y cenar en un chino recordando la cita sobre Mary Poppins.

Llamadas a deshora y sueños abstractos.

Conducir fantaseando.

El chico de la gasolinera salvándome de la desesperación como un caballero pelirrojo y sonriente.

Javi y papá jugando en el despacho.

La sobremesa de los cuatro.

Luis y una tarde de compañía y blog.

La llamada de Isra arrancándome alegrías y corazón brillante.

La llamada de Juan que -aún con las uvas de Luis- me llenó de calor el alma, poder compartir mis inquietudes con él y escucharlo reírse cuando le cuento las propuestas del párroco.

La última conversación con Nacho entre cotilleos, propuestas, planes de futuro y preguntas a libros extraños.

Y este momento, mientras mi madre y yo quedamos compartiendo un ratito de "final", cuando ya la casa duerme y yo como chocolate, aunque no sea hora.

3 comentarios:

Peter Pan dijo...

Está mejor el post con la fotografía.
;)

Patricia García-Rojo dijo...

¿Sabes que me inquietas, verdad?

Peter Pan dijo...

:)