Mis días están siendo lentos. La lentitud es un ejercicio para mi alma apresurada -siempre pensando en lo siguiente, siempre pensando en hacer-. La contemplación es mi única tarea pendiente: aprender a mirar la luz y recitar sus cadencias. Encarar las sombras de mi conciencia y recitar: "La vida no es una balanza, demonios terroríficos, no pasará nada malo solo para compensar lo bueno". Para después volver al silencio. A la oración sin palabras del minuto que pasa, sucede y ya fue, que ya soy, de tu mano.
martes, 14 de septiembre de 2021
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