Hoy cumple años Marta, la sirena de luz.
Recuerdo el primer cumpleaños de Marta en la Escuela de Artes y Oficios, nos imagino por los pasillos, en aquella bendita equivocación. Tengo cerca otros de sus cumpleaños, en su casa, con la mesa llena de dulces y canela y sus amigos. Aquella vez que perdimos la cabeza en su sofá, mis chicos, ella y yo.
Después llegó Madrid y los cumpleaños se hacían a distancia entre un ¿cuándo vas a subir? y un ¿cuándo vamos a vernos?
Este año Marta quería su cumpleaños aventurero por Granada y allí nos lanzamos para alegrarle un fin de semana de besos, abrazos, risas y sol.
Todo el mundo sabe que cuando Marta está alegre el mundo es mucho más bonito y cualquier detalle pequeño se convierte en un motivo más para sobrevivir. Hacer feliz a Marta es una empresa tan sencilla y gratificante, que sus ojos azules como el fuego brillan divertidos ante nuestros intentos complicados. Marta sabe de lo pequeño, de los detalles en forma de caricia o de cancioncilla por el Paseo de los Tristes.
Con su sombrero y sus trenzas, mi sirena iluminó una ciudad de piedras y té, coleccionando imágenes con el regalo de Pablo y transformando su alegría en nuestra fe.
Felicidades, Marta, gracias por dirigir tu destino hacia mi sur y compartir conmigo tu risa.
1 comentario:
Y cómo no hacerlo, si para mi eso es también hacerte feliz...
TE QUIEROOOO
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