miércoles, 27 de octubre de 2010

yo quería hablar de la casualidad, pero una idea lleva a la otra y ahora no sé cómo parar


Cuando grito suena el teléfono y, en lugar de coger aire para volver a gritar, respondo. También ocurre que cuando sueño con alguien, me lo cruzo por la calle. Si necesito urgentemente una palabra, llega un mensaje a mi bolso y, si se me ha volado la ilusión, me premian con un poema. Tengo un amigo que llama a todas esas cosas "diosidades", generalmente la gente las tilda de casualidad. 

Yo no creo demasiado en las casualidades. Creo en las señales, aunque las interprete a mi manera. Es una señal que suene el teléfono cuando siento la tentación de la apatía o de cualquier cosa. Es una señal que las últimas palabras en la cama sean ternura gratuita y que las primeras palabras al despertarme las grite Chica: "¡Estás viva,! ¡Amas!". 

Jostein Gaarder siempre dice que tendríamos que despertarnos todos los días pensando en lo milagroso que es tener un día más de existencia. Me repito con el tema de ayer, pero, ¡estamos tan acostumbrados! ¡Estoy tan acostumbrada que necesito que sea el espejo del trabajo el que traicione mis ojeras para conectar con mi existencia! ¡Estoy viva! 

Siento, experimento, duelo, grito, salto, tropiezo, respiro, respiro, respiro, irremediablemente. Y es un regalo. Explicaba hoy en clase la desazón de los poetas románticos que, en busca del ideal, chocaban con la cruda realidad y deseaban escapar a cualquier lado. Yo también soy idealista. Construyo utopías con la misma facilidad con que el mundo las destruye -¡pasen y vean, nuevas utopías para hoy, las regalo, son gratis, no se corten!-. A veces es agotador. Como les pasaba a esos poetas, me dan ganas de rendirme y escapar, ¿sabéis que de ahí viene el apodo con el que firmo en estos espacios?

La historia es tan simple... Estaba locamente enamorada. Locamente enamorada de dos chicos a la vez. El que creía que sería el hombre de mi vida y el que había aparecido lleno de promesas poniéndome los esquemas patas arriba. Tenía que tomar una decisión y me preguntaba por qué no podría quedarme con los dos con lo feliz que sería así. Tomar decisiones es una de las cosas que más me paralizan en mi vida. Entonces escribí un poema sobre escapar, ser como el aire y huir donde nadie pudiese señalar mi corazón y reconocerlo. Desde ahí me llamo Aire. ¿Me vuelo? Qué más quisiera que poder hacerlo realidad... que fuese fácil. 

Escapar es siempre la tercera opción en cualquier decisión pero, con el tiempo, las cosas de las que huyes acaban alcanzándote y la carrera las ha hecho más fuertes y menos cobardes. En cambio, tú estás agotada de  buscar la manera de evitar lo inevitable. ¿Quién tiene las de ganar? 

Después de eso necesitas más diosidades que de costumbre, en general porque se te queda un ala rota, o un corazón roto o una pierna, la boca, el pulmón... Los seres humanos no somos tan inmortales como nos creemos, lo que ocurre es que nos da vergüenza mostrar nuestras heridas y nos fingimos de acero. Yo me hago la chica dura todo el tiempo, he hecho tantos años teatro que a veces resulta fácil ir de dura por la vida. Pero soy rompible, como todos. Soy altamente rompible -"Nada que hayamos de percibir en este mundo iguala/la fuerza de tu intensa fragilidad" e e cummings-.

Pero también soy altamente reparable. Para alegría de mi padre, a mí me salva el amor. Vendo la pena por un beso, olvido la catástrofe por la caricia, perdono los golpes a cambio de ternura. Soy incorregiblemente fácil, qué casualidad. 

8 comentarios:

Ricardo Miñana dijo...

Me parece correcto vendas la pena por un beso, yo te doy un abrazo y muchos animos el amor sigue aunque a veces se rompa.
es un placer leerte.
feliz semana.
un abrazo.

Anónimo dijo...

"Vendo la pena por un beso, olvido la catástrofe por la caricia, perdono los golpes a cambio de ternura."
Yo también. Es una media suerte, creo. muá :)

Anónimo dijo...

"Construyo utopías con la misma facilidad con que el mundo las destruye"

yo soy experta en huir y no tan fácil de reparar...creo que siempre he estado un poco rota, y cualquier reparación es temporal...


me encantó esta entrada :)

La sonrisa de Hiperion dijo...

Yo que ando vivito y coleando... como que no me había dado cuenta hasta ahora... Eres genial!

Saludos y un abrazo.

Vagamundo dijo...

Aprecio el valor de la "confesión"... Aire que hace el amor con el cielo, la tierra y todos los elementos con los que sabe fundirse...
Aire de destinos y guitarras, aunque sí, las señales no siempre se perciben, y si se perciben, no siempre se interpretan correctamente.

Natalia Astuácas dijo...

Muyyyyyyyyy bello tu post querida.

Necesito un poco de todo eso, por favor que sean cajas y sacos de eso mismo.

:)
Muy lindo.
Un abrazo.
Cuidate.

Diario de Arquímedes dijo...

Yo creo que todos somos "incorregiblemente faciles"

Me gusta el blog, creo que me quedare por aqui :)

Juan dijo...

"Pero también soy altamente reparable. Para alegría de mi padre, a mi me salva el amor."

Amen a eso. :D