miércoles, 3 de febrero de 2010

horarios


¿Te organizas o te organizan?

Así se llamaba el ejercicio que tenían que realizar hoy mis alumnos de primero de ESPA. El debate estaba servido y concluía con el desarrollo de un horario semanal.

Mi horario es caótico. Ni siquiera almuerzo todos los días a la misma hora, ni me levanto a la misma hora, ni tengo clase a la misma hora, ni duermo a la misma hora. Dentro de toda la jungla donde el tiempo siempre juega en mi contra, tengo que encontrar espacios de paz para escribir, porque si no acabaré volviéndome loca.

Cuando me levanté, en sacrificio de un primer café porque los miércoles aprovecho a la compañera nativa para dar unas clases de inglés, releí los párrafos que anoche había escrito antes de acostarme. Después, mientras mi clase leía en la biblioteca, comencé a perfilar nuevas ideas. Continué escribiendo durante mi guardia porque, afortunadamente, hoy no teníamos que cubrir a nadie y, después de comer, me volví a sentar esperanzada en aprovechar la hora que me faltaba para volver a clase.

Mientras camino los diálogos van tomando forma en mi cabeza, soy mi personaje y no puedo evitar querer seguir viviendo su aventura. Conforme buceo en la historia los detalles pequeños se van consumando, descubro los secretos de las habitaciones. Escucho los ruidos de las calles.

Entrar y salir, constantemente, de ese lugar, de mis ideas, tener que sacrificar esa escena por un consejo de departamento… ¡No sé cuánto voy a poder mantenerlo!

1 comentario:

Michelle Durán dijo...

Yo sencillamente siento que cuando estoy organizada, viene alguien a desorganizarlo TO-DO.

Saludos. querida.