sábado, 2 de octubre de 2010

las mil máscaras


Discutimos sobre el concepto de la máscara y los roles sociales. Mientras tú argumentas, yo pienso en Salinas, es irremediable. Me hace gracia eso de que nos entendamos pero no compartamos para nada la opinión. Me gusta que no tratemos de convencernos. Asumir, como explicación razonable a muchas cosas, que tú seas  y yo sea ellas

Me preguntas cuál es la función de mis máscaras. Me explico como narradora para justificar mi intención de potenciar según qué habilidades con según qué personas, para así conseguir encontrar esa luz que llevan dentro. Hay un fundamento clave de curiosidad, de descubrir el mapa que los demás esconden. Dices que mi cabeza es un jaleo y yo digo que un nudo o muchas puertas. Me obligas a quedarme pensando en la autenticidad del yo y en tu teoría de que funciona en todos los lugares, en conformarte con recibir lo que los demás te dan, sin esperar nada de ellos. A veces, cuando hablamos, yo parezco una persona horrible y tú demasiado simple. 

Cuando hablo de manipulación, no puedes evitar comentar que no es muy bonito lo que digo. Los dos sabemos que soy una tramposa y quizá, por primera vez, te preguntas si he jugado con mis máscaras y contigo. Hay algo en ti, además de mi promesa, que me impide ese rito de buscar el mejor papel para encantarte. No me extraña que nos vaya como nos va. Me siento terriblemente vulnerable desde el yo con que te miro. 

Esta mañana busqué el viejo ensayo de la facultad que me dio la matrícula de honor en retórica. Buceaba en la necesidad social de los roles, en la metafórica forma que tenemos de escondernos a los demás para saber quienes somos, en la búsqueda de nuestro verdadero nombre. Al leerlo me sentí a años luz del lenguaje que utilizo, a años luz de algunas de mis afirmaciones. Me pregunto si emprendí algún camino que conduce, irremediablemente, a donde estoy yo, conforme, acostumbrada, a la verdad de la luz que mantengo, sin tener que esperar a que venga un narrador a descubrírmela adentro. 

No paro de darle vueltas, la verdad. 

3 comentarios:

Lucía dijo...

Detras de las mascaras , hay un coro de muñecas asobradas de ellas y vuelan miles de maripositas , más perdidas que bonitas.
Permitite volver.

Chica del espejo dijo...

Tal vez hayas cambiado o tal vez, estés perdida. Sea lo que sea, date tiempo. No puedes ser igual que a lo que eras ayer. Pero sino te gusta el camino, puedes volver hacia atrás o ir en muchas direcciones. Como el aire.

Un fortísimo abrazo.

Vagamundo dijo...

Una máscara.. mil máscaras... un amasijo de identidades...
Máscaras de mentiras, a veces, de protección, otras. Inocentes y dañinas. Pero es lo que somos.

Tengo publicado algo sobre el tema (en italiano)