miércoles, 2 de diciembre de 2009

interesado interés

llenoAunque había reparado en él, como es lógico, en mis interminables caminatas por los pasillos del instituto, nunca habíamos cruzado más allá de cuatro frases. Por lo poco que sabía me parecía un buen tipo, así que hoy, cuando me vi colapsada por tantos detalles burocráticos, asalté su despacho.

-¿Si he sido ponente en un congreso también lo tengo que meter? –le pregunto desde la puerta.
-Claro –me responde con una sonrisa-. Apartado 1.4.2.b.

Cuando ve mi cara de completa indefensión, no tarda en ponerme una silla junto a su ordenador. Enseguida está dispuesto a ayudarme en todo lo que necesitase. Lo que para mí es un caos increíble, para él resulta tan sencillo que no sabía si tenía que sentirme muy ridícula o no.

Aparta la mirada cuando tecleo mi clave y vuelve a darme conversación.

-¿Pedirás por aquí, no? Cerquita de casa… –intenta mientras abre pestañas en el ordenador a velocidad de vértigo.
-Ni hablar –me río-, quiero costa.
-¿Algún lugar concreto donde te tire alguien, no? –supongo que soy fuente de dudas en el claustro, como todavía no he dejado ningún cotilleo en la sala de profesores…
-Sólo quiero vivir junto al mar…
Me observa escrutador. Y no sé cómo luce esta fachada hoy.
-Un alma libre… –sonríe antes de volver a hablar de datos y me río.

Acabamos volviendo al tema personal quinientas veces, me habla de su experiencia, de su doctorado, de su mujer, de su trabajo a media jornada en la universidad… Le hablo de mis pasiones y frustraciones, de lo que esperaba, de lo que me cuestan algunas cosas…

-¿Tienes prisa? –me pregunta cuando yo ya comenzaba a sentirme culpable por estar robándole su tiempo.
-No… la verdad.
-Menos mal –sonríe-, si quieres te explico lo del código…

Dos horas después de que tuviese que abandonar el instituto, paseo bajo la lluvia, sin prisa, de vuelta a casa, pensando en cómo por puro interés he descubierto a alguien que puede ser importante. Qué ciega a veces, qué ciega…

No hay comentarios: