martes, 15 de junio de 2010

otra vez sobre el olvido


Como si no tuviese sombra, como si el eco hubiese desaparecido, como si la caja de recuerdos estuviese vacía y en el álbum de fotos no quedase nada, como si fuese la idea de alguien que nunca hubiese existido. Así me golpeó la irrealidad del olvido mientras las sombras de las bananeras marcaban mi camino hacia el trabajo, llevándoselo todo desde la raíz.

El olvido tiene sus ventajas, pero a veces me da miedo que se lo acabe comiendo todo, que cuando se harte de lo que no me gusta o lo que no quiero, comience a alimentarse de lo que atesoro con ternura. Es un monstruo traicionero que no obedece reglas, no tiene dueño ni jefe, es como el espíritu negro de Chihiro arrasando con todo hasta ponerse tan gordo que oculta con su silueta lo demás.

A veces soy incapaz de recuperar un recuerdo de mi infancia, una imagen de alguien importante, a veces vivo como si nadie hubiese existido jamás, ni siquiera yo. No soy consciente y, de pronto, un olor, un sabor, el ritmo de una canción, resucita del rincón de las catástrofes un recuerdo que me recorre acelerado tratando de recuperar la respiración. Y, mirándolo todo, me pregunto quiénes somos, qué sentido tiene el sonido cotidiano que adormece los restos del pasado y eclipsa el futuro incierto.

Por una vez, entiendo que Peter volviese cuando Wendy ya había crecido demasiado.

4 comentarios:

Vagamundo dijo...

El subtitulo de mi blog lo expresa todo acerca de mi opinión sobre el tema, que con tanta delicadeza afrontas.
La memoria es selectiva, y el olvido sistemático una falsa medicina.
Porque al final se lo (car)come todo, lo bueno y lo malo, y uno termina repitiendo pautas sin darse cuenta.

Si te apetece, aquí una entrada mía sobre el asunto...

Abrazos

Roberto dijo...

el olvido tal vez sea un sicario a sueldo de la muerte...

me niego a olvidar todo...

Vagamundo dijo...

"¿qué ocurre cuando olvidar no es una elección? ¿qué ocurre cuando todo desaparece sin que yo lo quiera?

A no ser que sea algo patológico (léase Alzheimer, y ahí prudentemente me callo), o bien es una elección del subconsciente, o tal vez la elección de otro.

Digo yo, vamos... sólo es una opinión sentida (y algo resentida)

cuadernodebitacora dijo...

Hoy se sabe que los mecanismos para pensar en el futuro se construyen con retales del pasado. Que la frontera entre el sueño y la realidad es muy fina. Que los mismos mecanismos que se activan para recordar son los que utilizamos para imaginar. El ser humano sobrevive por su capacidad de recordar las cosas malas, que dejan mayor impronta que las buenas. Hacen falta cinco cosas buenas para resarcir a alguien de una afrenta, sufrimiento o mala experiencia. A pesar de esto, la especie humana es considerada por científicos y antropólogos como la más optimista de las especies. Esta parece que ha sido la clave para sobrevivir a lo largo de los siglos, a pesar de guerras, catástrofes y abundantes sufrimientos; e incluso para sobrevivir al destino de otras especies: morir al poco de superar la etapa reproductiva. Olvidamos pero no tanto, imaginamos mucho y bueno y vivimos llenos de esperanza inagotable