miércoles, 7 de abril de 2010

primavera


En algún momento, sin que me de cuenta, se ha colado el buen tiempo -en esta casa, en la ciudad, en el centro de mi pecho-, porque ha sido un día agotador y a las diez de la noche sigo sonriendo. No puedo evitarlo.

Los miércoles suelen ser un día mucho mejor comparados con el martes -aunque los martes no existan y los martes con martini puedan salvarse-. Empezar con Sarah desayunando en inglés siempre es una buena manera de iniciar el día.

Hoy se suponía que debía estar destrozada por las sesiones de evaluación, las clases interminables, la falta de tiempo... Pero encontramos un rincón para salir al sol, sentarnos en una terraza de verano y tomar un helado. De pronto el aire de Alcalá de primavera me ha contagiado desde el recuerdo. Y se estaba realmente bien, aunque no hubiese demasiado que decir.

Me gusta tener la suficiente confianza con alguien como para poder sentarnos en silencio delante de una taza de café y dejar pasar el tiempo. Me gusta sentirme lo suficientemente cómoda como para no tener que llenar de ruido el espacio entre nosotros. Como si ese espacio ya no existiera, permanecer callados, cerca.

Quizá por eso sigo sonriendo.

-Elevo una acción de gracias, bailo, brindo y canturreo-.

2 comentarios:

Charal dijo...

-Me gusta sentirme lo suficientemente cómoda como para no tener que llenar de ruido el espacio entre nosotros...- Esta me llevo, si me dejas :blush: =)

César Sempere dijo...

Hola,

Caminando por la red he descubierto tu blog: muy interesante. Si me lo permites, me iré dando algunas vueltecillas por aquí.

Estoy totalmente de acuerdo contigo en tu reflexión.

Un saludo,

César