
Marta se ha ido, pero me ha dejado la inspiración aleteando en el pecho con rabia y prisa. He dedicado cada rincón de mi día a besar a Lobo con la sed del que conoce los caminos imposibles. Perdón si sueno excesivamente poética hoy, pero arrasé de prosa las horas repletas de la tarde y se me han quedado las palabras haciendo muecas en los dedos. Escucho música y oigo "nunca jamás". Hoy es un miércoles cualquiera que seguramente voy a olvidar. Pero estuve en paz y fue bonito lo que tuve. Mañana se dibuja de visitas y mi madre me dice al teléfono que esta semana estoy teniendo suerte. Mucha suerte.
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