
Lobo no me deja escribir aquí. Dice que tengo que contar su historia hasta el final antes de volver a dedicarme a mirarme el ombligo. Yo no sé lo que me pasa, estoy cansada del trabajo, la casa está hecha un desastre, tengo una cena el viernes y todavía no sé qué vestido ponerme, y Sarah se va la semana que viene. ¿De verdad quedan menos de siete días para saber dónde voy a ir?
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